Si por algo me he caracterizado a lo largo de los escritos que voy dejando en el blog es por mi actitud crítica, a veces acertada, otras no tanto, pero siempre desde el profundo respeto que profeso al ejercicio del periodismo.
Confío en que este desencanto sea pasajero, que en poco tiempo y sin darme cuenta, la ilusión por el periodismo vuelva a llenarme. Pero con noticias como éstas, la situación no ayuda :
- "El Supremo condena a Telemadrid y El Mundo TV por un reportaje sobre el 11-M". Lo que no indican en el titular es que la sentencia es por errar periodísticamente de forma evidente: confundir a una persona con el colaborador de los terroristas del 11-M. Según un extracto de la noticia: "La falta de veracidad determina que haya de prevalecer el honor del ofendido en este caso concreto" (...) El Alto Tribunal critica a los autores del reportaje por "haber omitido la diligencia exigible de comprobar con la debida seguridad que las identidades proporcionadas respecto de los terroristas islamistas se correspondían con las imágenes que se emitían".
- "The Washington Post pide disculpas por un plagio". Una periodista premio Pulitzer se 'rebaja' a plagiar párrafos enteros de la publicación Arizona Republic Newspaper y se disculpa por ello. Vale, al menos se ha disculpado, pero ¿no conoce de sobra que el plagio, además de ser ilegal, en periodismo está condenado? ¿Qué pensarían de un escritor o creador que plagia a otro?
Menos mal que siempre aparece un rayo de luz a todo esto, y entrevistas como la de Ana Pastor a Ahmadineyad me devuelven poco a poco la ilusión...