El 26 de agosto de 1789, la Asamblea Nacional de Francia aprobaba solemnemente la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Un gran paso, sin duda, hacia las libertades de todos los hombres pero en el que las mujeres tenían una débil sino inexistente presencia. Aquel mismo año, una escritora francesa se atrevió a redactar una declaración análoga para las mujeres. Olympe de Gouges usó la palabra escrita para remover las conciencias en la Francia revolucionaria en favor de mujeres y negros. En su momento fue considerada, incluso por ella misma, un ser extraño que moriría en el cadalso a causa de sus provocativas ideas. Años más tarde, Olympe de Gouges sería recordada como una de las primeras feministas activas de la historia.
La hija de un carnicero de provinciasMarie Gouze nació el 7 de mayo de 1748 en Montauban, en el seno de una familia perteneciente a la pequeña burguesía. Su padre era carnicero y su madre era hija de un vendedor de paños.
Tenía 17 años cuando se casó obligada con un hombre mayor que ella. Con él tuvo un hijo, Pierre Aubry, al que mantuvo económicamente toda su vida pero del que se distanció a causa de sus actividades revolucionarias. Marie quedó pronto viuda y decidió no volver a casarse después de su fatídica experiencia con el matrimonio, al que calificaba de “sepulcro de la confianza y del amor”1.
Una femme de lettres en ParísEn 1770, con 22 años, marchó a París donde vivió mantenida por un amante y se convirtió en una femme de lettres a pesar de sus escasos conocimientos intelectuales. De hecho, buena parte de sus obras las tuvo que dictar. Pero eso no fue impedimento para que la entonces autodenominada Olympe de Gouges, adoptando el nombre de su madre, se convirtiera en una mujer conocida por sus obras y sus textos de carácter provocativo.
La esclavitud de los negrosOlympe se dispuso a ahondar en algunas de las injusticias intocables para la aristocracia del Antiguo Régimen. Una de ellos, la esclavitud de los negros, algo que, desde la llegada de los franceses a las colonias, se había convertido en una situación habitual para la aristocracia europea. Su obra La esclavitud de los negros se estrenó en 1789 y provocó el inmediato escándalo entre la clase alta, poseedora de esclavos y de negocios relacionados con la esclavitud. A pesar de que su obra fue retirada de los teatros, Olympe no se amedrentó y continuó escribiendo sobre este tema.
Personajes ilustres como el abate Grégoire o el diputado girondino Brissot, alabaron la postura antiesclavista de Olympe.
¡Despierta, mujer! Con esta frase empieza el epílogo de su famosa Declaración de Derechos de las Mujeres y Ciudadanas, una obra que intentaba reproducir los mismos derechos que los hombres habían conseguido en su declaración de aquel primer año de la Revolución Francesa.
Siguiendo la misma estructura que esta, la Declaración de Derechos de la Mujer desgranaba los 17 artículos de la declaración de los hombres y reclamaba para las mujeres derechos análogos.
Las tres urnasOlympe de Gouges mantuvo siempre posturas cercanas a la corona, defendió a la reina María Antonieta y se posicionó a favor de los girondinos. Durante la época del Terror se colocó en el punto de mira de Robespierre, lo que la llevó directamente a ser condenada a muerte.
Consciente de su final, Olympe continuó luchando por sus ideas y escribió un último panfleto titulado Las tres urnas o el Bien de la Patria, por un viajero de los aires. En su valiente y moderna decisión, Olympe pedía un referéndum en el que hombres y mujeres de Francia pudieran escoger entre una república, una monarquía constitucional y un gobierno federal 2.
En 1793 era detenida acusada de defender a la desaparecida Gironda. El 3 de noviembre subía al cadalso para ser decapitada, convirtiéndose en la primera mujer, después de la reina María Antonieta de ser ejecutada por la guillotina. Paradójicamente Olympe de Gouges había escrito en su Declaración de Derechos de las mujeres: “La mujer tiene derecho a subir al cadalso; y análogamente debe tener derecho a subir a la tribuna de oradores”3.
La extraña feministaOlympe de Gouges fue poco reconocida por sus contemporáneos y contemporáneas. De hecho ella misma reconocía que era alguien extraño. Los derechos por los que luchó y murió Olympe de Gouges desaparecieron oficialmente en 1793 cuando la actividad política les fue prohibida a las mujeres y las luchadoras y activistas de la Francia revolucionaria como Etta Palm d’Aelders, Mary Wollstonecraft o la propia Olympe de Gouges fueron rechazadas y olvidadas4.
Pero su legado pronto fue despertado. Durante las revoluciones de 1848, las mujeres de Europa recogieron el testigo de Olympe de Gouges para reclamar el sufragio femenino demostrando que su obra y el sacrificio de su propia vida no habían sido en balde. ______
1. La mujer en la historia de Europa. Gisela Bock. Pág. 672. Ídem. Pág. 693. Ídem. Pág. 644. Historia de las mujeres. Una historia propia. Bonnie S. Anderson y Judith P. Zinsser. Pág. 849