Parte de la serie "LAIF IN LUX": MoDa - IdIoMa(S) - CliMa - eVeNtOs - CoMiDa Ponerme en forma físicamente va de la mano con superar trancas mentales. No podemos disfrutar y cuidar nuestros cuerpos plenamente si la mente no coopera y no nos deja ser felices por más kilos que bajemos. Es por eso que, paralelamente a realizar actividad física, me he propuesto a exponerme a situaciones que me son incómodas o que, de frentón, me dan terror. Si logro superar mis miedos obtendré una nueva perspectiva, para mejor, sobre lo que me define como Mandy.
Uno de mis más grandes miedos son las alturas. Sufro de vértigo y, lo que es peor, le tengo miedo a viajar en avión. Esas dos situaciones, más mi terror al mar abierto, son ingredientes ideales para permanecer en constante estado de pre-ataque de pánico cada vez que me embarco en un vuelo transatlántico rumbo a mi querido Chilito.
No obstante, el sábado 27 de Julio fuimos con un grupo de amigos al norte de Luxemburgo a tirarnos de un avión a 4.000 mts. de altura. En caída libre por 1 minuto a 500 kilómetros por hora. ¡O por Dior! ¿Cómo me fue? Les cuento...Semanas antes del "lanzamiento" me propuse hacerme la "hueona" (tonta) y no pescar. O sea, pretender que no me iba a tirar en avión y que todo iba como siempre. Esto, porque veía como mi novio y el resto de nuestros amigos revisaban vídeos de caídas libres en Youtube, hacían research sobre los pro y los contra y yo, sabiendo lo temerosa que soy frente a este tema, no quería ni por un segundo exponerme a sentirme aún más nerviosa frente a un recargo de imágenes e información. La ignorancia hace la felicidad.El día mismo del evento me encontraba súper calmada, ya estaba completamente mentalizada de que este era un día común y corriente, no cabía la posibilidad de estresarme, total, todo era normal. Después de 40 minutos en el auto, llegamos al lugar. Un galpón pequeño al costado, una pista de aterrizaje al otro costado y al medio mucho pasto, grupos de gente en shorts y polera, todos sonriendo sentados en mesas de pic-nic. El mundo technicolor, happy time.
Seguía en mi meditación "acá no pasa nada, es un paseo al aire libre" y el avión se preparaba para su primer despegue del día. Nosotros tuvimos que esperar casi tres horas por nuestro turno ya que sí o sí nos tirábamos ese día y nuestro cupo se había postergado varias veces por el mal clima. Toda la gente, TODOS, seguían sonriendo, mi novio tranquilo, animoso conversando en luxemburgués con los instructores. El tiempo pasaba y yo en realidad me puse como cabra chica mañosa ya que el calor no daba tregua y todo alrededor mío era chino-mandarín, constantemente tirándole la camisa a Oso Polar Vikingo para que me tradujera las conversaciones en luxemburgués. Él me preguntó meloso "Are you OK?", me debe haber visto la cara de lata por mi calor-mi-no-entender-nada y le dije eso mismo. Él dulce me abrazó así bien rico y me dijo "It´s OK, I can translate for you all you want" + sonrisa. Cosita rica.
Y así, de repente, ya era nuestro turno y los instructores todos amorositos nos llevaron al avión para enseñarnos la parte técnica de cómo teníamos que tirarnos. Me reí a montones cuando el instructor con quien me iba a tirar me dijo "Tu cuerpo es una banana, te tiras como una banana sonriendo". Seguidamente, nos colocaron el armazón de tiras, nos subimos apretados al avión con mi novio, el instructor de cada uno y tres instructores estudiantes que se iban a tirar justo antes que nosotros con esos trajes ardillas voladoras.
El avión emprendió el vuelo, una lata toda chica pero empeñosa, ahí sentí como el pánico entraba como huracán a mi tonta cabecita. Yo solamente miraba el techo, me limpiaba las uñas con mis uñas y el instructor atrás mío me puso la mano ligeramente en el hombro y dijo "Relax, you are doing great". Tan capo era él, me mostró cómo aseguraba nuestras trabas y yo de la nada suspendí todo pensamiento y me dediqué a sonreír como imbécil. 20 minutos después abrieron la puerta, saltaron los primeros tres instructores estudiantes con sus trajes ardilla y mi instructor me dijo "Ok, como repasamos anteriormente, pon tus piernas en el borde (y puse mis piernas en el borde), échalas bajo el avión (y las eché bajo el avión), ponlas de lado (idem), tu cuerpo y cabeza como banana (ajá) y... SMILE!!!", waaaaaaa y ya estábamos fueraaaaaa.
CTM, no podía respiraaaaaar. 5 segundos, 6 segundos, 7 segundos... 8 segundos y por fin la respiración volvió. Y, ¡¡¡qué rico!!! Es que no sentía que caía, sino que flotaba. Todo era precioso: el cielo, el aire fresco. El instructor me tocó el hombro que era código de que ya podía soltar mis manos de mis hombros y estirarlas hacia los lados como en TITANIC. Miraba para abajo y el mundo era una exquisitez... lagos, pasto, verde por todos lados y brillitos de autos y edificios. Miré hacia el frente y las nubes se extendían eternamente.
Al minuto se activó el paracaídas y como que todo se detuvo. No había sonido más que el del aire y las nubes. Con el instructor nos dimos unas vueltas mirando todo y, justo antes de aterrizar, subí mis piernas como en sentadilla y las estiré frente de mí. El aterrizaje fue perfecto y suave. Jacques se había tirado después que yo y todos contentos nos abrazamos cuando nos vimos en tierra. La sonrisa de ambos y de todos nuestros amigos no se nos quitó durante el resto del día. Yo feliz y lista para tirarme inmediatamente de nuevo.
¡¡¡Misión cumplida!!!
¡¡¡INVENCIBLES!!!