En grecia, la revolucion empieza por el protocolo

La Iglesia Ortodoxa Griega (en griego: Ἐκκλησία τῆς Ἑλλάδος Ekklisía tis Elládos) es una de las más importantes de las diferentes Iglesias Ortodoxas de Oriente, no solo porque representa a la mayoría de la población griega, sino porque es la propia Constitución Griega la que la reconoce como la religión predominante en el país helénico.
Esa importancia ha hecho que a lo largo de los años los actos que se llevan a cabo dentro del protocolo oficial de ese país siempre cuenten con la presencia de un representante religioso, y que cualquier juramento que se pronuncie se haga con una mano sobre la Biblia. Un ejemplo muy claro es el ceremonial que se sigue en las tomas de posesión de las autoridades, desde las del jefe de Estado hasta las de los parlamentarios, pasando por las de los primeros ministros. Incluso el texto de las fórmulas del juramento que se pronuncian comienzan con unas palabras de carácter religioso. Aquí tenemos dos ejemplos:

• Fórmula de juramento para el presidente de la República según el artículo 33º de la Constitución: “Juro en el nombre de la Santísima Trinidad, consustancial e indivisible, salvaguardar la Constitución y las leyes, asegurar su observancia fiel, defender la independencia nacional y la integridad territorial del país, proteger los derechos y libertades de los griegos y servir al interés general y el progreso del pueblo griego.”


• Fórmula de juramento para los parlamentarios según el artículo 59º de la Constitución: “Juro en el nombre de la Santísima Trinidad, consustancial e indivisible, mantener la fe en mi país y en la forma democrática de su gobierno, la obediencia a la Constitución y a las leyes, y desempeñar diligentemente mis funciones.”

Si buscamos en la hemeroteca imágenes de la proclamación del último monarca griego también podemos ver que la presencia de representantes religiosos era evidente en tiempos de la monarquía.

6 de marzo de 1964. Juramento del rey Constantino II ante el Parlamento griego, acompañado de su hermana menor, la princesa Irene de Grecia, que asumió la sucesión hasta que el monarca tuvo descendencia. Como curiosidad, comentar que su hermana mayor, la princesa Sofía de Grecia, perdió todos sus derechos al trono griego al convertirse al catolicismo previamente a su matrimonio con el futuro rey de España, Juan Carlos I.

No obstante, a partir de hoy algo ha cambiado y, como no podía ser menos, los medios de comunicación ya se han apresurado a hablar de que se ha “roto el protocolo”.
Un día después del triunfo en las elecciones parlamentarias griegas, el líder del partido más votado, Alexis Tsipras, ha jurado el cargo como nuevo primer ministro. Tal y como manda la tradición, la ceremonia se ha celebrado en el Palacio Presidencial, pero en esta ocasión se ha producido un cambio evidente tanto en la etiqueta, como en el protocolo.

Por un lado, el nuevo primer ministro ha asistido a la ceremonia con traje, pero sin corbata, a diferencia de sus antecesores. Por el otro, el juramento no se ha pronunciado en presencia del Arzobispo de Atenas y de toda Grecia, Su Beatitud Jerónimo II, ni ha ido seguido de la consecuente bendición. Asimismo, la fórmula usada ha obviado los términos religiosos, limitándose a un simple: “Declaro en mi nombre, honor y consciencia obedecer la Constitución y las leyes”, algo que se ha venido a calificar como de “juramento civil”, y que ha convertido a Tsipras en el primer jefe de Gobierno de la historia de Grecia que ha optado por esta nueva fórmula.


En definitiva, todo un repertorio de nuevas costumbres que han convertido al protocolo en el primer protagonista del comentado "comienzo revolucionario griego".
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