Dice que se cansó de llorar y que por eso, aunque la tristeza la embarga, ya no derrama lágrimas. También se cansó de las ‘negativas’ de la justicia durante cinco años, y por eso ya no viaja a Quito para averiguar sobre la investigación del ‘asesinato’ de su hijo Edwin Calderón.
Pero Lidia Landeta, de 66 años y de Ibarra, exige la verdad sobre su muerte, que ocurrió durante el operativo que sacó al presidente Rafael Correa del Hospital de la Policía en Quito, el 30 de septiembre de 2010.
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