Revista Opinión
Según dictó hace unos días un tribunal de justicia de Italia, robar no es un delito si se trata de pequeñas cantidades de comida tomadas en una situación de necesidad urgente. Ésta fue la sentencia dada para un hombre sin hogar de treinta años originario de Ucrania. Roman Ostriakov se había escondido salchichón y algo de queso en un supermercado de Génova, productos que valían unos 4 euros en la chaqueta pero fue pillado mientras robaba. Lo detuvieron cuando un cliente informó sobre el robo a la seguridad del centro y, dos años más tarde, fue condenado por un tribunal de Génova a una pena de seis meses de cárcel, quedando en libertad condicional con la obligación de pagar una multa de 100 euros. Esa sentencia fue confirmada posteriormente en el Tribunal de apelación, con seis meses de cárcel y elevando la multa a 160 euros. Sin embargo, cinco años más tarde, el Tribunal Supremo de Casación anuló la condena a Ostriakov al dictar que el robo de pequeñas cantidades de comida por hambre “no constituye un delito”. El presidente de Codacons, Carlo Rienzi, tras alertar del aumento de la pobreza en los últimos años de la crisis, opinó que “en estos casos, el delito no es cometido por el ladrón sino por el Estado que abandona a los más débiles a su destino, llevándoles a cumplir gestos como el robo de alimentos”. Según un artículo de opinión publicado en el Corriere Della Sera, la cifra de pobres en Italia crece cada día en unas 615 personas: “Sería inconcebible –advertçia– que la ley no tuviera en cuenta la realidad”. El artículo fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano.El caso se ha comparado con la historia de Jean Valjean, el protagonista de Los miserables, de Victor Hugo. “La condición del acusado, y las circunstancias en las que se incautó la mercancía, prueban que tomó posesión de esa pequeña cantidad de comida frente a una necesidad inmediata y fundamental de alimentarse, actuando por tanto en estado de necesidad”, dictó el Tribunal, de acuerdo con la CNN.Muchos italianos alaban el fallo del juez como un acto de humanidad especialmente significativo en un momento en el que muchas personas se ven amenazadas por la crisis y la pobreza. “En los últimos años –explica Carlo Bienzi, presidente de la organización para los derechosde los consumidores en The Guardian– la crisis económica ha incrementado de forma dramática el número de ciudadanos, sobre todo ancianos, que se ven obligados a robar en supermercados para sobrevivir. El Tribunal Supremo ha establecido un principio sagrado: un pequeño robo por hambre no es comparable a un acto de delincuencia, porque la necesidad de alimentarse justifica el hecho”.