No todo en verano son playas y chiringuitos; muchos pasamos gran parte de los meses de julio y agosto en la ciudad trabajando. Somos de la opinión de que vestir bien consiste en hacerlo acorde a la situación en que nos encontramos y por ello, no terminamos de sentirnos cómodas con lo que podríamos llamar "ropa de vacaciones" cuando tenemos una reunión en pleno centro de la ciudad.
Por otro lado, este verano está siendo bastante cambiante en lo que a clima se refiere: hemos sufrido días de auténtica canícula con temperaturas por encima de los 40º (nada excepcional en Zaragoza), pero también ha hecho presencia el cierzo para refrescarnos (no, tampoco esto es excepcional aquí). ¡Ah, y de alguna tormenta veraniega no nos hemos librado! Así que conviene tener en el armario un amplio repertorio de posibilidades para adaptarnos a los caprichos del tiempo sin derretirnos ni pillar un molesto resfriado de verano.
El look que os mostramos hoy lo elegimos hace unos días para una cita de trabajo en La Bendita, una de nuestras cafeterías favoritas. Era uno de esos días soleados pero con algo de viento, así que se agradecía el pantalón largo y algo que echarte sobre los hombros.
El conjunto es clásico y sobrio: pantalón pitillo negro con cremalleras en los tobillos, que compramos en Size One y una sencilla blusa sin mangas color hueso con volantes en los hombros de Trucco -fabricada en España-. El toque especial lo pone la chaqueta tipo kaftán, de Surkana; aunque es una prenda de la temporada otoño-invierno, la verdad es que no hemos dejado de sacarle partido durante todos los meses del año.
El calzado, bien cómodo, por supuesto. Son unas sandalias de piel que recuerdan a las clásicas cangrejeras y con las que jamás te cansas de andar. Las compramos el verano pasado en Clarks.
El bolso tiene muchos años, pero nos sigue encantando. Es de tiras trenzadas de piel negra y tostada. Tiene el tamaño perfecto, ni muy grande ni muy pequeño y a pesar del tiempo, continúa estando como nuevo.
Sabéis que somos amantes de los artículos vintage, no sólo porque son prendas únicas sino también porque detrás de cada uno de estos tesoros siempre hay una historia por descubrir. El conjunto de colgante y pulsera en plata es de los años 60 y perteneció a nuestra abuela. Desde muy pequeñas la hemos visto lucirlo, especialmente la pulsera, así que en este caso además, su historia es parte de la nuestra propia. ¡Esperamos que os guste!