Revista Psicología

En la educación está la diferencia

Por Psicoceibe @alejandrobusto
*Por Olga Carmona"La no violencia lleva a la más alta ética, lo cual es la meta de la evolución. Hasta que no cesemos de dañar a otros seres vivos, somos aún salvajes" Thomas EdisonEn la educación está la diferencia

El otro día mientras preparaba la cena aparecen en la cocina mis hijos y una vecina de su misma edad con un pajarillo muerto en las manos. Se les veía claramente excitados. Querían saber si efectivamente estaba muerto o había alguna posibilidad. Lo miré con cierta angustia y efectivamente el pichón estaba aún caliente, pero muerto. Mi madre, que andaba cerca, lo cogió e hizo ademán de quitárselo a los niños y tirarlo a la basura. Ellos abrieron la boca entre el horror y la sorpresa. Yo me interpuse. Les devolví el pichón envuelto en una servilleta de papel y les dije que esperasen fuera un ratito que en seguida encontraríamos un lugar donde enterrarle y hacerle un ritual de despedida. Eso les tranquilizó y salieron cual soldados con la misión más importante de su vida. Lo pusieron con delicadeza en el suelo y se sentaron con gesto trascendente, cerquita de él, cuidándolo mientras me esperaban.De pronto escuché una llamada angustiada de la amiga de ellos y el llanto de mi hija. Salgo y me dicen entre sollozos que un niño, más mayor que ellos, ha llegado y lo ha pisoteado. Veo el animalito flotando en sangre. El horror en los ojos de los otros. Y mi mala ostia subiendo por la garganta. Le increpé al grandullón preguntándole porqué había hecho eso. Me contestó que porqué no, si estaba muerto, que ya daba igual. No, no da igual. No da igual carajo, no. Y se lo dije, le hablé del respeto a la vida y también a la muerte. Le hablé de tratar con dignidad a los otros, le hablé de la compasión y la empatía. Le hablé del desprecio.

El pequeño monstruo me miraba como si le hablara en coreano y se fue. Al ver mi reacción, los pequeños se crecieron: “puedes irte, lo vamos a cuidar mientras te esperamos”. Y se sentaron en círculo en el suelo cerrando una frontera que protegiera al pobre pichón. En estos días también leí espantada la noticia de un burrito apaleado y violado por unos niños, torturado hasta el borde la muerte y sino lo remataron fue porque una mujer lo evitó. La diferencia entre unos niños y otros, está en sus casas. Está en los valores y en el ejemplo con que han sido educados, está en haber hecho de la ética y la empatía una forma de vida o no. No sirve el discurso vacuo y manufacturado que les dan en los coles, no sirve sola la palabra. Los padres tenemos  que  estar y sobre todo ser. Tenemos que transmitir aquello en lo que creemos desde todas y cada una de las acciones cotidianas. Todas. Pagar hacienda y no colarse en el metro. No mentir ni al perro. Coherencia y consistencia transmiten y comunican, el resto se lo lleva el viento. Estos niños, los que torturan y los que cuidan y protegen, crecerán dentro del mismo país y de la misma cultura y un día igual comparten un despacho o un hospital, es decir, serán los adultos al mando de nuestra sociedad. Esa es nuestra inexcusable responsabilidad: en la educación está la diferencia, toda la diferencia. Tanto así, que hasta la diosa genética puede ser alterada y modificada por la cultura y por el ambiente. No me duelen prendas al sostener una premisa tan tajante y tan llena de responsabilidad para nosotros, los educadores, los padres.Le enterraron. Le escribieron un nota de despedida y le dijeron que había sido un pajarito muy bonito. Candela lloraba y yo le expliqué que ahora nadie le pisaría y que dentro de unos meses, en ese lugar donde ahora estaba el pájaro y gracias a él, nacería una flor. Sonrío, se secó las lágrimas y me preguntó:”¿ estás segura?”. Sí, lo estoy.
Yo también, a mis cuarenta y tantos, estaba triste por esa pequeña muerte. Y asustada, por esos pequeños monstruos que van creciendo sin alma.Foto: http://www.freedigitalphotos.net/images/blue-tit-baby-in-a-hand-photo-p178770By Tina Phillips, published on 20 June 2013 Stock Photo - image ID: 100178770

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