En la gran Wiracochapampa: el otro tesoro de Huamachuco.
Por Pablosolorzano
Regresamos a Huamachuco en el carro de Rober (ver entrada
anterior aquí) y nos fuimos a comer algo rápido. Antes que el día se acabase
decidimos ir al otro sitio arqueológico más importante de la zona:
WIRACOCHAPAMPA
Wiracochapampa. Huamachuco. La Libertad-Perú.
Es un sitio arqueológico que no se encuentra muy lejos de la
ciudad por lo que puedes ir caminando. Te puede tomar 20 a 30 minutos. Como no
queríamos que se nos fuera la luz del día y se cerrase la entrada al lugar
(está abierto hasta las 5 de la tarde) apuramos todo tomando un mototaxi desde
el mercado de Huamachuco. Nos cobró 2 soles por persona. El camino es ancho
aunque está en bastante mal estado. Por fin llegamos y nos dimos con la
sorpresa que la entrada es gratuita, solo hay que registrarse.
Luego ingresamos y tuvimos solo para nosotros toda un espacio
urbano prehispánico de cientos de años de antigüedad, ¡alucinante!
Wiracochapampa. Huamachuco. La Libertad-Perú.
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Wiracochapampa. Huamachuco. La Libertad-Perú.
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Wiracochapampa. Huamachuco. La Libertad-Perú.
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Wiracochapampa. Huamachuco. La Libertad-Perú.
Si bien está muy restaurada la ciudad no ha perdido encanto
pues se nota claramente la típica factura WARI. Como en otros lugares de estos
mis ancestros ayacuchanos (Wari mismo, Pikillacta, etc.), pude ver claramente
todo aquello que caracteriza a su urbanismo: calles largas que cruzan el recinto,
grandes murallas, extensos patios, partes de la acequia que traía agua para la
ciudad y grandes depósitos. Obviamente también hay una zona de entierros, de
hecho no hace mucho se encontró la tumba de un personaje femenino que detentabaun alto rango. Por lo que se ve, Wiracochapampa aún tiene mucho por mostrar. Y
allí está esperando por todos.
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Wiracochapampa. Huamachuco. La Libertad-Perú.
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Wiracochapampa. Huamachuco. La Libertad-Perú.
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Wiracochapampa. Huamachuco. La Libertad-Perú.
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Wiracochapampa. Huamachuco. La Libertad-Perú.
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¡Ah! Lo que también me he enterado es que se han iniciado visitasinclusivas; es decir, se llevan a los niños de los colegios de Huamachuco y
también a personas que usan sillas de ruedas, lo cual aplaudo. ¡Gran idea!
Luego de la visita nos fue difícil encontrar carro para
volver. Afortunadamente apareció una camioneta que se detuvo frente a la
ciudadela. El chofer bajó a orinar y a lo lejos le grité si podía darnos una
jalada. Aceptó mientras seguía con su inacabable miccionar. Al acercarnos a la
camioneta vimos que dentro estaban dos mujeres y un hombre riendo de lo lindo.
Subimos a la parte trasera de la camioneta y encontramos una caja de cerveza con
botellas vacías: creo que nuestros alegres amigos iban en búsqueda de más
motivación para continuar su alegría. El hecho es que llegamos sanos y salvos a
Huamachuco. Era hora de descansar, al
día siguiente nos quedaba algo más por conocer en las sierras liberteñas.
Nos vemos en la ruta, viajeros.