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En la peluquería no se hacen milagros…

Publicado el 15 mayo 2014 por Bypils @bypils

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De una peluquería puedes salir de varias formas : 1) contenta, 2) insegura positiva, 3) insegura negativa y, finalmente ,  4) cabreada.

1) Contenta : te han cortado el pelo con un estilo diferente. Te encanta. No puedes negar, cuando te miras al espejo, que te queda bien. Viene a ser el efecto del día del “guapo subido” pero trasladado a tu cabeza.

2) Insegura positiva : No lo acabas de ver claro. Te tocas el pelo y lo nota tan diferente que te asusta un poco. Pero percibes que te irás acostumbrando y que te va a gustar. No te ves tan mal aunque no acabas de verte bien…

3) Insegura negativa : Como en el tipo 2), no lo ves claro. Intuyes que la has cagado pero no mucho. Te empiezas a consolar con lo de “ya crecerá”. Se convierte en un mantra, hasta que te adaptas.

4) Cabreo monumental : Mira que le dijiste que no muy corto de la nuca. Le enseñaste la foto que llevabas como muestra ( Meg Ryan), le insististe en que no querías mechas pero… te hicieron dudar. Te convencieron o los convenciste tú a ellos ( “Lo quiero e-x-a-c-t-a-m-e-n-t-e como esta foto” (exiges). La cosa es que has salido de allí con tu pelo transformado. Te ves en un escaparate y te horrorizas. Llegas a casa y maldices al peluquero/a que te ha dejado la cabeza modelo Mafalda. Finalmente, pasas tu propio proceso de duelo interno hasta que el pelo vuelve a crecer ( por qué siempre lo acaba haciendo) y aprendes que nunca más utilizarás el sistema”como-esta-foto”.

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Lo que todas sabemos es que por muy contenta, insegura o cabreada que estés tras la experiencia pelu, la prueba definitiva que confirmará nuestro estado de ánimo peluquil es el famoso “Día Después”. A partir de ahora, lo llamaremos “Día D”.

Mafalda despeinada

El Día D empieza con como es tu peinado al despertar : aquellas puntas tan bien situadas por el profesional, ahora se ven disparadas hacia todos los lugares del universo, el gran volumen por capas se ha convertido en una losa uniforme a ambos lados de tu cara, el color o las mechas que se veían tan bonitas por la tarde, parecen estridentes y rojas?…

Da igual.  Si eras del tipo de salida 1), 2) o 3): acabas de pasar directamente a la 4) cabreo monumental. También puede ocurrir lo contrario : tu pelo, despeinado por tu pelea con las almohadas, cae salvaje por tus hombros y se ve perfecto. Sigues con el guapo subido. Felicidades, o eras del tipo de salida de la pelu 1) o eras del 2) “Insegura positiva” y no te habías equivocado.

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El Día D finaliza después de que te hayas duchado, lavado el pelo ( y dejando atrás esa fantástica textura peluquería) y peinado (tú solita) como sueles hacer cada día. Ahí es donde verdaderamente veremos si la cosa ha ido bien o debemos esperar a que crezca de nuevo para recuperar nuestra cabeza buena.

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Sea como sea, hay que admitir que el peluquero/a NO tiene la culpa. El 99% de las veces, nos dejamos llevar por lo de la foto voluntariamente y de forma masiva. O  hay enganche al peróxido ( eso, las rubias) o…lo que le estamos pidiendo al peluquero/a es, ni más ni menos que un milagro… ; – )

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NB : Hoy he ido a una nueva  pelu… He salido de allí en modo 2) : Insegura positiva. A ver mañana… ; – )

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