En la planta 10 de ese edificio están llorando las paredes y el suelo se ha llenado de lágrimas... el techo ya no sujeta nada y nada se ve por las ventanas. Allí en la planta 10, donde un día la fuerza tumbó al dolor, hoy no salen las palabras, no cabe el consuelo, ni entra la esperanza.
Hay en la planta 10 un montón de habitaciones que echan de menos ser casa, hay una puerta mal cerrada y una grieta abierta que se abre más cada mañana... Nadie sale y nadie entra en esta casa porque la última llave ni abre ni cierra nada, se ha quedado colgada del llavero de la esperanza.
Y aquí abajo, los periodistas... esperando algo donde no puede haber nada.