Actualmente en la provincia de Valladolid tan sólo 2.568 trabajadoras están dadas de alta en el Régimen Especial de Empleadas del Hogar. Los sindicatos calculan que, ahora mismo, hay un 70 por ciento de ‘trabajo sumergido’. ŤLo que se pretende con este acuerdo es que resulte beneficioso para el trabajador estar dado de alta. Además, es un paso muy importante porque dignifica un trabajo poco valoradoť, explica Inma de Pablos, de la Federación de Servicios Públicos de Comisiones Obreras.
ŤEn este sector hay mucha economía sumergida y el acuerdo hace que se vea la luz para profesionalizar esta laborť, ratifica Patricia García, Secretaria para la Igualdad de UGT en Castilla y León.
Esta reivindicación histórica de las trabajadoras del sector, que hasta ahora cotizaban en un régimen especial de la Seguridad Social con contrapartidas limitadas, implica que deben firmar un contrato en el que como mínimo se estipule el número de horas de trabajo semanales, el salario mensual o por hora, el salario en especie, si existe pacto de horas de presencia o de pernoctación y su retribución y el número de cuenta bancaria del titular del hogar familiar donde domiciliar la cotización.
ŤEs una buena noticia pero también existe cierto recelo a que con este cambio muchas empleadas sigan manteniéndose en la economía sumergidať, advierte Jesús García, delegado de Cáritas. A esta organización acuden a diario numerosas mujeres en busca de alguna oferta de trabajo. Su servicio de empleo se ha convertido en un intermediario Ťrespetadoť entre las familias y las futuras trabajadoras. ŤAhora lo que más se demanda es la trabajadora interna para el cuidado de personas mayoresť, confirma Alberto Cebeira, orientador laboral de Cáritas, que asegura que son estas las que normalmente están dadas de alta en la Seguridad Social Ťporque suelen ser emigrantes y lo necesitan para renovar sus papeles de residenciať.
El perfil más habitual en este trabajo es el de una profesional con baja formación, inmigrante o nacional con dificultades de acceso al mercado laboral, que trabaja unas 20 horas a la semana. ŤAunque con la crisis ha cambiado y ahora muchas familias buscan en su entorno más cercano o de amistades para cubrir estos puestosť, advierten desde Cáritas. ŤSi hablamos de inmigrantes para muchas de ellas prima poder tener unos ingresos que les permitan vivir o alimentar a su familiať, lamenta Cebeira.
Un buen ejemplo es Hristina Kolera Miteva, una búlgara de 35 ańos y tres hijos, que trabaja de lunes a viernes pero que no está dada de alta en la Seguridad Social. Hristina acaba de tener a su tercer hijo pero ya se ha incorporado a su trabajo Ťporque necesito el dinero. Entiendo que la Seguridad Social es importante pero más es comerť, lamenta.
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Fotografía - Jonathan Tajes