Ediciones Carena publica la novela En la soledad de un cielo muerto del escritor mexicano afincado en Canadá Laury Leite. Un nuevo título que muchos ya han tildado como “la gran novela” sobre la derrota de la clase media tras la reciente crisis económica.
Tras haber edificado una vida en Madrid que con la última crisis económica se vino abajo, André, un hombre de treinta y dos años, vuelve a Ciudad de México para vivir con su madre e intentar reconstruir una vida cuyo propósito parece haberse desvanecido.
A simple vista una sinopsis de la novela En la soledad de un cielo muerto, de Laury Leite, parece sacada del testimonio de cualquier clase media español, o de cualquier país de los muchos que han sido sacudidos por los estragos de la crisis económica detonada en 2007. Pero, a decir verdad, el joven autor mexicano ha logrado romper los moldes de un testimonio en particular para dibujar un drama colectivo, todo a través del poder de la ficción.
Laury Leite asume que su obra nace de saberse parte de “una generación en problemas”. Lo que en un principio fue crisis económica terminó activando traumas en un individuo que se creía parte del sistema. Es entonces cuando el sujeto (consciente o no) siente que su vida está al margen de los valores de la empresa que la sociedad neoliberal ha impuesto.
Leite señala que “En la soledad de un cielo muerto es una novela en cuatro partes que examina, desde distintas perspectivas, temas como el regreso y la pérdida: el regreso como proyecto de salvación fallido, como búsqueda de una plenitud perdida y la pérdida como un elemento ineludible dentro de los ciclos de destrucción y regeneración que animan la vida. También explora cómo la movilidad inherente al capitalismo globalizado transforma la manera en que el individuo se relaciona con el mundo y las personas que lo rodean”.
En la soledad de un cielo muerto es una obra devastadora, en su ficción se cruzan las expectativas de sus personajes con el creciente fracaso colectivo. El sueño del individuo se mantiene hasta que, tras muchas caídas, asume que el sueño no era más que un relato de consumo inalcanzable. Esta novela hubiera podido titularse “Los estafados”. Sin embargo su título es una magistral metáfora de la sacudida emocional de un sujeto y su progenitora. A lo largo del libro, André y su madre, una profesora de piano, empujados a los márgenes de la sociedad por no saber cómo rendirle culto al mito del progreso, emprenden un viaje a través de la memoria en busca de algo sólido a lo que asirse.
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