Revista Cultura y Ocio
En la trasnochadaMaría Jesús Mayoral Roche
En Villamayor de Gállego, 14 de junio 2016
España camisa blanca de mi esperanza
A los políticos les han aconsejado el uso de la camisa blanca, parece ser. Pedro la luce en todos sus mitines y Pablo se la puso ayer para ir al plató de televisión, también suele comparecer con ella en puntuales ocasiones. El color blanco es el color de la pureza, de la inocencia, de la paz, de la honradez, de la sinceridad... El blanco en la Iglesia es el color de la Gloria, de la Resurección. A propósito del blanco, me vienen a la memoria ciertas conversaciones en el Centro Penitenciario de Zuera cuando en vísperas de juicios, la mayor parte de los presos se declaraban inocentes o se quejaban de que el delito no era para una condena tan excesiva como la que les había caído. A algunos les habían cogido con kilos de droga y por supuesto la condena era proporcional al peso. Cuando se quejaban, yo les decía: Sal a la calle y pregúntale a la madre de alguno de los que les vendiste droga, a ver qué te dice de tu condena. Bajaban la cabeza. La semana precedente al juicio un preso siempre se pone nervioso, se altera y se declara inocente a medias o del todo. Yo les recomendaba que si realmente estaban convencidos de lo que decían, de su inocencia, que se pusieran una camisa blanca para ir al juicio, que el blanco siempre ayuda, que al juez había que pedirle misercordia y que el blanco refuerza la verdad. Les decía esto y lo decía porque estoy convencida de ello. El blanco es el color recomendado para entrevistas de trabajo e interrogatorios, pero hay que saberlo usar. En mi opinión, es indispensable tener una camisa blanco nuclear en el armario. A mí, particulamente, no me favorece este color; pero no dudo en enfudarme una camisa blanca cuando sé que me van a someter a un minucioso interrogatorio y que me van a mirar con lupa. El blanco es un foco de luz que puede perfectamente servir de escudo, además de dar confianza al interlocutor; pero el blanco te puede dejar también en fuera de juego cuando no hay seguridad en quien lo viste, te deja al descubierto cuando no hay sinceridad y desde luego es un color que no casa con la soberbia. Digamos que el color blanco es un un blanco perfecto, tanto para bien como para mal: es un color que refuerza las virtudes, pero descubre los defectos. Debo añadir que el blanco puede ser ofensivo para un interlocutor oscuro, en cuyo caso aflorará la inseguridad del mismo. Hay que incidir en que una cosa es el uso y otra el abuso. Una camisa blanca para todo... es reducirla a un estilismo de prensa rosa. Ahora viene la parte frívola de la camisa blanca. Dicen... que la prueba de fuego de la elegancia son los jeans y la camisa blanca, que los verdaderamente elegantes no necesitan más. Tal es así, que en sus posados y reportajes, la revista HOLA viste a los aristrocrátas y ricos de familia con tejanos y camisas, camisetas o jerseys blancos. Pero volviendo a la política. En medio de la corrupción el blanco inmaculado te exculpa; en medio de la zafiedad, el blanco te limpia. Pero en cuestión de sinceridad... El hábito no hace al monje. Y es que los políticos prometen y luego no cumplen. Pedro del PSOE, ha decidido hacer de su camisa una prenda mitinera. Pablo de Podemos ha decidido hacer de la camisa blanca una bandera, así como de la paz. No debemos olvidar que el blanco también es el color de la rendición. No puedo evitar que aflore mi parte Azulenca en este tema, porque la camisa blanca debe ser blanca, nuclear, si me apuran. Y tanto Pedro como Pablo no la llevan de un blanco inmaculado, creo que deberían optar por el Vanish, es decir, por el blanqueador. Y no me vale que me reciten la gama de blancos, que si blanco hielo, blanco roto, blanco plata, blanco perla... para exculparse de no llevar una camisa blanca en perfecto estado de revista. Y como dice el poema de Blas de Otero, hecho canción: España camisa blanca de mi esperanza... Que poco confío en la clase política de este país.