“Todos los alumnos que se examinan en la Udima (Universidad a Distancia de Madrid) aprueban, se puede comprobar en las actas […]. Muchos alumnos saben o intuyen, y algunos se lo dicen descaradamente a los profesores, que con el dinero [que pagan por la matrícula] compran el título, y que si los profesores se niegan a subirles la nota saben la forma de echarlos de la universidad […]. Los profesores que se niegan a seguir las normas del dueño, como es aprobar a los alumnos y trabajar incluso sábados y domingos llevando algunos de ellos 100 asignaturas (sí, digo bien, 100 asignaturas llevadas por un solo profesor), son expulsados […]. Hay profesores que son obligados a enseñar asignaturas de ingeniería informática y criminología, o historia antigua y deontología al mismo tiempo, sin ser expertos en la materia, para que la enseñanza salga más barata. Puede verse su firma en las actas finales”.
Estas frases son extractos de un informe elaborado por fuentes de la Ejecutiva Nacional de Universidades del CSIF (Central Sindical Independiente y de Funcionarios) sobre esta universidad y al que ha tenido acceso El Confidencial que también ha podido comprobar algunas de las actas de exámenes sin un solo alumno suspenso.
La Udima es una universidad privada a distancia fundada en 2006 y financiada por el Centro de Estudios Financieros. Su rector, José Andrés Sánchez Pedroche, asegura que este informe es “manifiestamente escandaloso y falso”. Sin embargo, pese a la insistencia del periodista, elude desmentir con datos la pregunta de si, realmente, todos los alumnos son sistemáticamente aprobados. “En las universidades a distancia el problema fundamental es el abandono. Para nosotros un no presentado es un suspenso. Los que llegan al examen presencial, casi un 100% son aprobados”, reconoce.
El rector: “Para nosotros un no presentado es un suspenso. Los que llegan al examen presencial, casi un 100% son aprobados”, reconoceEl Confidencial se ha puesto en contacto con varios profesores que, sin embargo, refrendan las acusaciones vertidas por el CSIF, sindicato con mayor representación entre las administraciones públicas. Uno de ellos, que prefiere mantener el anonimato ya que sigue vinculado a la universidad privada, envía un estadillo de actividad docente que refleja que en el curso 2010-2011 fue responsable de 330 aulas y de 1.918 alumnos. Su salario era de 45.000 euros brutos al año. “En la Udima estaba mal visto suspender a los alumnos y se nos recordaba constantemente la necesidad de aprobarlospara que continuaran con nosotros. En varias ocasiones se me aconsejó que aprobara a algunos alumnos que yo había suspendido. Un día el director entró en mi despacho y me dijo que me había colocado el farolillo rojo. Yo le pregunté qué significaba eso del farolillo rojo y me contestó que era un apercibimiento para contestar a los alumnos en las aulas virtuales antes de 48 horas y que reconsiderara los suspensos y los pasara a aprobados. Yo le recordé a la dirección que para dar un repaso a todas las aulas que yo llevaba y corregir todos los foros, ejercicios y evaluaciones, necesitaba de lunes a las 9.00 horas hasta el miércoles a las 21.00 horas, por lo que tardaría en contestar a los alumnos como mínimo cuatro días. Me dijeron que eso no podía ser, que yo tenía la formación y experiencia necesaria para hacerlo en 48 horas y que, si no lo hacía, tendría problemas en el futuro. Concretamente, el director me dijo que yo podía llevar este volumen de aulas y alumnos con la punta de la … (sin comentarios)”, revela a El Confidencial a través de un correo electrónico. Este profesor abandonó voluntariamente la universidad con síntomas de estrés y problemas oculares.
Del 2,5 al 7 en 15 minutos
Otra de las profesoras, que solicita idéntico derecho a la confidencialidad, relata una historia parecida: “Directamente nunca me han obligado a aprobar alumnos. He pertenecido a tribunales de trabajo de fin de grado en el que yo indicaba mi nota: suspenso… [Despues se enteraba de que] el alumno había sido calificado con un 7. Un alumno me ha confirmado que en febrero suspendió un examen que tenía muy bien preparado con un 2,5… Al solicitar la revisión, a los 15 minutos le comunicaron que su nota era de 7… No hubo revisión”.
Una tercera docente consultada sí tuvo más presión: “El dueño (Roque de las Heras) me advirtió personalmente de que, si no aprobaba a los alumnos, me echaban. Además, más del 50% de la calificación se otorga por los trabajos que se realizan en casa, no por los exámenes. O sea, que hay alumnos que compran literalmente esos trabajos a licenciados o a otros estudiantes. Y los profesores, en muchos casos, se ven obligados a dictar previamente a los alumnos el contenido de los futuros exámenes. A mí se me ha llegado a enfrentar un alumno diciéndome: ‘apruébame, que si no se lo digo al dueño’. Los alumnos tienen conciencia de que,pagando la matrícula, están también pagando el aprobado. Y los profesores suelen quedarse callados, porque tienen un buen sueldo”.
La consecución del título de periodista, según las propias fuentes de la Udima, asciende a unos 22.000 euros. En la actualidad, esta universidad tiene unos 2.500 alumnos de grado, 2.793 de máster y 147 profesores.
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