Esta semana, la ciudad de Los Ángeles, Estados Unidos, ha decidido tomar la medida de prohibir la entrega de bolsas plásticas en supermercados y tiendas de productos de alimentación.
Los grupos ecologistas que lideraban el movimiento, liderados por la actriz Julia Louis-Dreyfus, sienten esta medida como una victoria, y creen que están cumpliendo sus aspiraciones de ser un ejemplo para el país y para el mundo.
Los grandes supermercados tienen un plazo de seis meses para poner en práctica la prohibición, mientras que a los pequeños comercios se les ha concedido un plazo de 12 meses. A partir de entonces, los supermercados podrán ofrecer a sus clientes bolsas de papel cobrando 10 centavos (0,07 euros) por cada una, unas bolsas que también podrían tener sus días contados.
El Ayuntamiento evaluará dentro de dos años la eficacia de la medida que aprobó el miércoles y, en función de los resultados, extenderá el veto a las bolsas de papel.
Y aunque esta puede ser tomada como una excelente medida, por supuesto tiene un lado negativo, y claro, los empleados de fábricas de plástico se movilizaron para protestar ante la prohibición bajo el slogan "No mates mi trabajo". La asociación que representa al sector de la producción y reciclaje de bolsas plásticas, The American Progressive Bag Alliance, asegura que no existe un prueba que indique que la prohibición del uso de bolsas sirva para reducir los desechos de polietileno. P
Por ahora la prohibición sigue en marcha y es de esperar que no solo estas medidas se hagan más populares, sino que sea parte de los mismos consumidores, ser responsables con las bolsas que usan para sus compras.
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