Convendría no olvidar, ahora que nos va a tocar elegir (o reelegir) un gobierno, que eso de legislar con tanta
carga ideológica tiene efectos secundarios nocivos porque se centra el interés más en no acabar en las calderas de Pepe Botero que en el auténtico interés de los gobernados un país que, teóricamente, se dice aconfesional y moderno pero en el que los cardenales ataviados capa entre Superman y Lady Di se permiten soltar sandeces contra los emigrantes y el “trigo limpio” sin que ocurra nada.
Al hilo de decisiones políticas tomadas más desde la ideología que pensando en “lo justo” me vienen a la cabeza barbaridades como el suplicio de la pequeña Andrea y el de sus padres que han tenido que sufrir un verdadero viacrucis al tener que recurrir a la justicia en una lucha desgarrada para que se reconozca su derecho a una muerte digna en pleno Siglo XXI, simplemente porque unos médicos se 
Como por aquí las cosas esas de la ideología nos gustan tanto, tenemos muchos más ejemplos. En Madrid, una juez ha condenado a la Consejera de Sanidad de Aguirre por interrumpir el tratamiento de reproducción asistida a una de las mujeres de una pareja de lesbianas, igual porque no le parecía bien la idea a ella (sustituya “ella” por el nombre que les apetezca). Por cierto, el Ministerio de Sanidad, que hiz
Pero la verdad es que no se muy bien de que nos sorprendemos, deberíamos estar vacunados contra el espanto ideológico. Después de la que padecimos con Wert y la nefasta Ley de Educación que nos ha dejado 
Estos no son más que unos ejemplo de lo que estamos padeciendo con un gobierno al que no le importamos lo más mínimo y que nos desprecia con su indiferencia. Un Gobierno que todavía no ha comprendido que ciertas materias que requieren un tacto especial y un consenso duradero.
Existen ministerios que requieren de algo más que un político “de turno” al frente. Hay asuntos que no deben quedar en manos de cualquiera porque necesitan ir más allá de la huella ideológica del partido que gobierne (oye, tampoco estoy haciendo apología de la Tecnocracia, me da susto ese tipo de gobiernos porque suelen acabar en cosas más feas). Pero supongo que estaremos de acuerdo en que Sanidad Educación o Empleo no pueden quedar en manos de cualquiera y menos de una gente que nos demuestra, día a día, que no le importamos un pimiento.

