A estos Gobiernos que no gobiernan, sino que lo hacen en nombre de los mercados pasando por encima de los intereses de los ciudadanos que los eligen, les ha dado ahora por convertirse en apologéticos del terror. Total, hagan lo que hagan no les cuesta nada.
Es inconcebible la ola de aprobación general que ha suscitado en los Gobiernos occidentales la ejecución extrajudicial de líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden. En el panorama político nacional no podía ser menos y, lo que es peor, sólo unas cuantas decenas de ciudadanos se han sentido indignados ante un atropello de tal magnitud a los varoles de la democracia, a la moral, a la ética y a la dignidad humana. La democracia se ha convertido en manos de estos individuos en un todo vale que vela y legitima cualquier fin, por más amoral que éste sea.
Los adalides del derecho internacional y las garantías procesales universales se han saltado a la torera todos y cada uno de los tratados y convenciones internacionales que sus países tienen suscritos haciendo un ejercicio de hipocresía a escala universal. Además ya se reconoce sin pudor que se practica la tortura para obtener la confesión deseada e incluso se le rinde pleitesía en público. Todo sea por mantener candente el espectáculo mientras nos desvalijan a gusto.
Acontecimientos como éste nos deberían hacer reflexionar muy seriamente sobre en manos de quiénes estamos y en qué nos estamos convirtiendo. Os dejo algunas lecturas muy reconmedables al repecto.
Ramón Lobo: "¿Es legal matar al enemigo?"
Iñigo Sánz de Ugarte: "La 'narrativa' de la muerte de Bin Laden"
Ignacio Escolar: "Las dudas sobre la muerte de Bin Laden"
Olga Rodríguez: "¿Es esto la instauración del asesinato extrajudicial?"
Gervasio Sánchez: "La muerte concelebrada"