Revista Opinión

En manos del alfarero – Parte 3

Publicado el 18 noviembre 2019 por Carlosgu82

Los Procesos de Dios terminan cuando dejes tu cuerpo

Parte 3. Empieza mi proceso
Isaías 55:6-8
«Buscad al Señor mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cerca. Abandone el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Señor, que tendrá de él compasión, al Dios nuestro, que será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos —declara el Señor».

Esa fue la motivación. Después de una decepción en la iglesia donde fuimos formados, fuimos alejados. En mi caso, decidí tomar una decisión personal, dejarme formar por el Señor desde mi hogar, podía trabajar desde mi casa, entonces también empecé a buscar mi tiempo con Dios.

Los problemas continuaban y mi esposo cada vez estaba más alejado de Dios. Aunque nunca más había vuelto la agresión física, el resto de los motivos que nos hicieron buscar a Dios, reaparecieron.

Mi oración entonces se convirtió en clamor, era realmente necesario que Dios hiciera un quebrantamiento en mi relación y restaurara o eliminara este matrimonio. Para mí hubiera sido una decisión fácil de tomar, pero ya no éramos una pareja, ahora teníamos un hermoso hijo, quien sin dudar, era el motivo para intentarlo cuantas veces fuera necesario.

Pasaron tres años en silencio total del Señor, pero donde tuve la oportunidad de afirmarme en su conocimiento y a pesar de mi búsqueda a veces por momentos otras con dolor y desespero nunca me aparté de su camino. Distinta situación le sucedía a mi esposo, sé que no por ser hombre sino por falta de fortalecimiento en el Señor, se vio enredado en cuentos de infidelidad que nunca pude confirmar y ante el duro tormento de la duda, decidí confiar más que en mi esposo, en Dios, convencida que si había infidelidad Él me lo revelaría y me daría la sabiduría para actuar, porque ya consiente de lo que dice la escritura, «los celos son pecado» y mi deseo era agradar al Señor.

He aquí que pasados 4 años en la nueva ciudad, empecé a ver que por fin el Señor empezó a poner sus ojos sobre mi casa. Con misericordia y amor sí, pero como fuego consumidor… lo que empecé a vivir a partir de que su presencia vino a organizar mi casa, lo he podido sobrellevar no por mí, sino por la fortaleza que Dios me ha dado.

Próximamente parte 4…


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