En medio

No sé por qué nací. Me pregunto la cantidad de casualidades que tuvieron que ocurrir para que hoy esté aquí. Pero eso no es lo importante. Lo importante es lo real (o lo que yo percibo como tal, mejor dicho) y, por lo pronto y hasta que se demuestre lo contrario, la realidad es que estoy aquí, existiendo.

¿Pero por qué? Son muchas las vueltas que le he dado a esta cuestión. Lo cierto es que hay diversas cuestiones relacionadas con el por qué del tiempo y lugar en el que me hallo. Pero eso tampoco es importante. Lo importante es que estoy en Elche y nací en el segundo milenio después de Cristo. ¿Y ahora qué?

He sido arrojado a una existencia, si lo piensas, cruel. Al menos así lo veo yo. ¿De quién fue la macabra idea de dotarnos de conciencia? Tal vez sea este el arma destinada a ser usada contra uno mismo. Cuánto daño me he hecho con ella...Pero por otro lado le agradezco demasiado. Es bien sabido que el pensar hace demasiado daño. Pero por otro lado es un modus operandi por defecto propio del ser humano. Qué cruel...

¿Qué ventaja tengo sobre otros seres sin conciencia? Por una parte me siento aventajado ya que tengo un mayor control (o al menos una mayor sensación de este) en mi vida al tener conciencia de los componentes de la misma. Por otro lado, esta información no hace sino hacerme sufrir en demasía.

¿Qué es la vida, si no un entorno al que me acostumbré? Absolutamente todo lo que percibo es una realidad limitada ya que está tremendamente acotada por 5 míseros sentidos. Mi tiempo es muy limitado. El espacio que ocupo, también. ¡Qué seres tan limitados somos! ¿Quién nos hizo creer en la posibilidad de que nuestros deseos puedan trascender más allá de nuestra cápsula espacio-temporal? Tal vez el ser limitados nos impele a transgredir esta realidad mediante la imaginación.

Cuando la vida pasa a un segundo plano y la muerte no es una opción, quedas en medio. Si no me entrego a la vida ni me entrego a la muerte, ¿qué puedo hacer? [...]

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