Revista Opinión
En el evangelio de San Marcos, capitulo 4, versículos del 35 al 41 dice:
35. Al anochecer de aquel mismo día, Jesús dijo a sus discípulos: -Vamos al otro lado del lago. 36. Entonces dejaron a la gente y llevaron a Jesús en la barca en que ya estaba; y también otras barcas lo acompañaban. 37. En esto se desató una tormenta, con un viento tan fuerte que la olas caían sobre la barca, de modo que se llenaba de agua. 38 Pero Jesús se había dormido en la parte de atrás, apoyado sobre una almohada. Lo despertaron y le dijeron: -¡Maestro! ¿No te importa que nos estemos hundiendo? 39. Jesús se levantó y dió una órden al viento y al mar, y dijo: -¡Silencio!¡Quédate quieto! El viento se calmó, y todo quedó completamente tranquilo. 40 Después dijo Jesús a los discípulos: -¿Por qué están asustados? ¿Todavía no tienen fé? 41 Ellos se llenaron de miedo, y se preguntaban unos a otros: -¿Quién será este, que hasta el viento y el mar lo obedecen?
Palabra de Dios. Te Alabamos Señor.
Una vez un hombre miraba a un niño que estaba en la sala de espera de un aeropuerto, esperando que anunciaran la salida de su vuelo; cuando subió a bordo el niño fue guiado por una de las azafatas hasta su asiento, aquel hombre resultó pasajero del mismo avión y observaba al niño desde otro asiento vecino, pensando en la valentía que poseía por viajar solo y que además su comportamiento era de lo más correcto, abrochándose su cinturón de seguridad, ajustando la luz y el aire acondicionado; de tal manera que llamó su atención. El niño disfrutaba en todo momento del vuelo, por un momento sacó de su mochila un cuaderno y se puso a dibujar, nunca demostró ansiedad o preocupación al estar en el avión; en poco tiempo el avión entro en una fuerte tormenta, sacudiéndolo y formando turbulencias que dejaban a todos los pasajeros entumecidos y llenos de terror, mientras que aquel hombre en un instante voltió su cabeza y vió al niño, quien parecía estar bien tranquilo, como en otro mundo; entretenido mirando sus dibujos terminados. El hombre tenía miedo, al igual que todos los pasajeros, pero sin embargo el comportamiento del niño le era demasiado extraño, que hasta le trasmitía algo de tranquilidad, así que le dijo: - Niño, veo que eres muy valiente, ¿No te asustan las turbulencias? ¿Sabes que este avión podría estrellarse? - El niño mirando con gran ternura le respondió: - ¡No, no tengo miedo, porque el piloto de este avión es mi Papá!.
Siempre tendremos mucho que aprender, por ahora aprendamos a confiar en Jesús, el es nuestro piloto en los momentos más difíciles de nuestra vida. Decían los discípulos: -¡Maestro! ¿No te importa que nos estemos hundiendo? - llegará el momento en que tú serás el único piloto de tu avión, de tu barca, serás mayor de edad, y en los momentos más difíciles, te bastará con saber que Jesús esta en tu barca. Confiemos en Dios, que nos cuida y nos acompaña siempre, antes y durante la tormenta, nuestra dificultad, nuestro problema, ponle nombre a tu problema, quizá sea una enfermedad, una preocupación, no encuentras trabajo y todo se vuelve complicado cada día que pasa, algún miedo, no importa cual sea tu tormenta, su dimensión y su fuerza, Jesús le dirá: -¡Silencio!¡Quédate quieto! y todo quedará en completa calma.
Tu Amigo, Daniel Espinoza
¡Consuela a mi Pueblo! Blog