Revista Opinión

En medio del calor, desaparecen los refrescos

Publicado el 25 agosto 2015 por Diariocubano

Sylvain de 23 entre 10 y 12, Vedado (foto del autor)

LA HABANA, Cuba.- Nuestro país es reconocido en el extranjero por sus bellas playas, pero también es cierto que las temperaturas, a partir del mediodía hasta por la tarde en cualquier parte, son como las puertas del mismísimo infierno y lo único que te pide el cuerpo, es un buen refresco o una cerveza bien fría.

Durante los meses de junio, julio y lo que va de agosto se ha observado que en los establecimientos Sylvain del Vedado, en el capitalino municipio de Plaza de la Revolución, no se encuentran refrescos a la venta.

En el transcurso de esta semana hemos cuestionado acerca de esta escasez a algunas dependientes en los siguientes establecimientos: Sylvain de Línea y 8, Sylvain de 23 % 10 y 12, Sylvain de 10 de Octubre y Restaurante-Bar Loipa en 23 y 10, asimismo a una funcionaria de la Unidad Básica Provincial (UBP).

Las dependientes de los cuatro establecimientos respondieron, como si lo hubieran ensayado en un coro: “nosotras estamos aquí para vender lo que se nos da”. En cambio, la funcionaria, que prefirió permanecer en el anonimato, fue muy comunicativa:

“Nuestra UBP hace todas las gestiones posibles para surtir con variedades de productos a nuestras unidades, pero específicamente desde hace algún tiempo tenemos una asignación muy baja de refrescos, que no satisface las demandas de todas nuestras unidades”.

A nuestra pregunta de por qué los vendedores particulares tienen refrescos de producción nacional y los Sylvain no, respondió que los dueños de negocios particulares compran en sus unidades para después revender el producto y los establecimientos estatales no les van a prohibir que compren lo que deseen, porque la ley no lo prohíbe. En el caso del refresco los compran a 0.50 CUC que equivalen a 12 pesos y luego lo revenden a 15 pesos, así mismo hacen con la cerveza.

La afamada cadena Sylvain no fue creada por el gobierno revolucionario. En el año 1949 el dueño de la Trust Company of Cuba, considerada una de las 500 entidades bancarias más importantes del Mundo, trajo a Cuba desde Francia a Sylvain Auguste Banuté, que había trabajado para celebridades como Rothshild, la princesa de la Tour de Aurvergue, el Conde de Vianne y Jacques Guerlain. Con el tiempo Sylvain anuló su contrato con el matrimonio Batista – Falla Bonet y abrió su propio negocio, muy próspero en esa época, en la esquina de Línea y calle 8 en la capitalina barriada del Vedado, con variadas oferta de repostería y buffets de comida fina.

La otrora ilustre Cadena Sylvain, hoy tiene que mirar con tristeza las espaldas de los nacientes negocios particulares que la aventajan en casi todos los servicios e indiscutiblemente en las ofertas de refrescos y cervezas.

Via:: Cubanet


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