Mi amigo Antonio ha muerto en un accidente de coche; su mujer malherida. Fueron a visitar a su hija y reciente nieta y el azar hizo coincidir una vida nueva cambiándola por otra madura. Nos conocimos hace mas de cincuenta años en el entorno del Hogar del Empleado, con experiencias comunes diversas. Hace siete años escribí algunas experiencias compartidas de nuestras vidas. En su memoria lo transcribo.
Batallitas del
abuelo Cebolleta. Serigrafías en Antonio's 1975/76/77
Serigrafías en el piso de la C/ Antonio López. 1975/76/77
Aquel piso de la calle Antonio López, donde vivía Antonio Ab., olía a tinta de
serigrafía nada más abrir la puerta. En él teníamos instalado un taller de
producción y secado de cartelería realizada con procedimientos serigráficos por
los dos Antonios, Ab. y Pino.
A Antonio Ab. Le conocí en la etapa post residencia, post mili, época de
agrupamientos de 4 o 5 jóvenes en pisos a finales de los sesenta comienzos de
los setenta, todos extremaizquierdosos, el estaba en uno de ellos. (Cuando
posteriormente vivieron en el de la Cruz Verde, ETA les puso una bomba en la
misma puerta, no a ellos, coincidió el lugar). Era algo mayor que yo y
estudiaba Bellas Artes. Recuerdo como se sorprendió un día que vino al pueblo a
casa y en el taller, mi padre que pintaba, dibujaba, esculpía, (del que empecé
aprendiendo yo), le enseñó las resinas que cogía de los pinos para hacerse
trementinas y líquidos mezclables con pinturas.
De Antonio Ab., conservo un retrato a lápiz que me hizo en 1971 en Arenys de
Mar, donde fue a trabajar en verano de camarero para sacarse un dinerito y
nosotros, mi mujer y yo, fuimos aquel verano del 71 allí de vacaciones. Ese
verano descubrí el pollo asado, pulest al ast, le echaban coñac y me sabía a
gloria.
De Pino he visto hace poco acuarelas, correspondientes a una exposición que
montó, son sensacionales. Si entonces dibujaba maravillosamente en pequeño y
gran formato y hacía historietas con gran fuerza y preciosas, de las que
conservo dibujos, ahora las acuarelas, de las que tengo una, son geniales.
En una organización es muy importante sumar, y casi todo puede sumarse, no solo
militantes y agitadores, son necesarios profesionales, los abogados estaban muy
cotizados, montar un despacho en los setenta era prácticamente imprescindible y
servía de gran apoyo a las luchas obreras. Contribuyentes de dinero, siempre fueron
necesarios, la vida clandestina cuesta mucho, la agitación y propaganda,
materiales, maquinaria, era muy costoso. Son necesarios artesanos fabricantes
de cosas susceptibles de venderse en puestos callejeros o en los lugares de
trabajo, ya sean muñecos de escayola, cuadros, u ornamentos varios.
Cualquiera podía ser útil, nada mas había que buscar una actividad adecuada,
por ejemplo encubridor, o transportador de documentación, o destructor de
material. En aquellos tiempos de los setenta, y no digo nada antes, las
necesidades en las organizaciones rojas eran muy grandes y todo valía para
sacar pasta o para agitar y acercar voluntades.
Así que muchas personas en campos muy variados podían aportar su grano de arena
y cualquier actividad se convertía en militante si era dirigida a la lucha
(antifranquista o revolucionaria), por una sociedad mejor, siempre era útil y
bien recibido, máxime cuando los lazos se establecían de forma estable.
Los Antonios, estaban entonces vinculados al mundo del arte y siguen hoy.
Realizaron buenos carteles que reproducían de forma artesanal mediante
diferentes técnicas serigráficas, al final, también la fotosensible, recuerdo
sobremanera 2 de ellos, los mineros y el cartel de ‘viva el 1º de Mayo de
1.977’ lo hicieron ellos, dibujo que luego utilizamos en otros momentos.
El del 1º de Mayo reproducido en papel de periódico, doble hoja, muy barato y
llamativo, perfecto para agitar. El de los mineros era una lámina para la venta
por tanto reproducida en mejor papel. En ambos casos recuerdo los olores a
tinta de aquel piso de la calle Antonio López, frecuentado por otros 2
Antonios, trenzado de cuerdas por las habitaciones donde se colgaban con pinzas
de la ropa cada ejemplar esperando su secado para su posterior transporte y difusión.