Revista Cultura y Ocio

En memoria de Philip Roth

Por Calvodemora
En memoria de Philip RothRecuerdo cuando hace uno años Philip Roth anunció que dejaba de escribir y que no concedería más entrevistas. Se embutió el traje de fantasma y dejó de existir. Para alguien tan asiduo en los medios (muchos libros publicados, viajes, conferencias, artículos) ese anuncio era como una especie de muerte. En cierto modo Philip Roth dejó de vivir entonces. Ahora lo ha hecho de verdad, ha ingresado en la muerte, como muchos de sus personajes sombríos y tristes y solos, empujados al desencanto, subversivos. No creo que Roth fue algo parecido a lo retratado en esos personajes, no eran extensión suya. El escritor puede desplazar su personalidad o cancelarla abiertamente, retirar cualquier atisbo de sí mismo y fantasear con la posibilidad de que es otro o es muchos, pero ninguno extensión propia. Roth luchó (creo que eso es verdad) por no ser sombrío, triste; por no caer en la soledad y por no radicalizarse en exceso. Sé poco de su vida personal (es posible que mujeriego, es posible que cotilla) pero me apena que esa vida privada, la que anheló cuando se quitó de en medio, haya desaparecido. Leeré de nuevo este verano El mal de Portnoy, su primera novela y la primera que leí. Tengo una edición barato, de letra pequeña y desagradable. Me cuesta últimamente disfrutar esos libros baratos, de bolsillo, tan de mi gusto antes. Debe ser la edad (se hace uno más exigente) o la vista (que no perdona los excesos). La última (Némesis) me pareció estupenda, aunque días después (preguntado por ella por una amiga) no supe de qué me hablaba, me quedé en blanco, Philip Roth había desaparecido también, era un fantasma

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