En ocasiones tengo deja vus: Misión Imposible – Nación Secreta.

Y ya van 5 películas de lo mismo, señoras y señores. Tela, telita, tela....

No es que sea yo muy apasionada de Misión Imposible, cierto que las primeras tienen su gracia. En su momento fueron, digámoslo así, innovadoras, pero después de una trilogía que lleguen más, básicamente porque parece que no hay nada mejor que hacer (o nuevas ideas que desarrollar), cansa un poco bastante.

Pese a todo, nos encontramos con un Tom Cruise, entrado en años que no duda en demostrarnos que para él la edad no importa y que sigue estando en forma. Los efectos especiales, las peleas, espectaculares destrucciones y riesgo a todo trapo es lo que nos espera en esta película. Es decir, si te gustaron las anteriores entregas esta no te defraudará.

Para mí sin embargo, amante del cine en general, pese a ser una película predispuesta al existo que lleva su nombre, no me desagradó, no obstante, remarcaré un hecho ya de sobra conocido, no hay sorpresas amigos, es un claro ejemplo de lo que ves es lo que hay. No os esperéis un lado diferente más profundo y significativo que el de darse de leches hasta acabar tirado por los suelos y lleno de moratones. Y es que en este tipo de películas vas a lo que vas. Me sorprende el tipo de personas que espera algo más de ellas. Como si de repente pensaran que Misión Imposible se transformara en un dramón propio de los Oscars. Amigos estas películas están hechas para ganar dinero y satisfacer a los fieles seguidores de la saga. Estos, precisamente no buscan nada diferente, sino precisamente lo mismo que llevan viendo año tras año. Y efectivamente lo cumplen con creces.

Paso por paso, como las películas de 007, tienen grabados a fuego la trama desde principio a fin, y aunque es entretenida, y cumple con lo que debería, sigue siendo más de lo mismo, acción pura y dura, sin más. Pero quién soy yo para criticar este modelo de película. Está bien y punto. A mi ver, habría preferido verla desde la comodidad de mi casa. Porque total para pagar y ver lo mismo de siempre... Pero eso ya está en la decisión y en los bolsillos de cada uno. Yo prefiero, a poder ser, que me sorprendan, y no es el caso.