Revista Cultura y Ocio
Nick Hornby (Maidenhead, 1957) es uno de los escritores más originales y más leídos de los últimos tiempos, porque la frescura de su prosa atrapa a todo tipo de lectores desde las primeras páginas. En 2007, Jesús Zulaika y la editorial Anagrama hicieron posible que los españoles pudiéramos leer en nuestra lengua En picado, una novela publicada en Londres dos años antes y que nos cuenta cuatro historias que se funden entre sí, y que se van corrigiendo y hasta cierto punto complementando.Dicho de forma sintética, lo que nos relata son las peripecias de cuatro personas que, aprovechando la coyuntura de la Nochevieja, deciden suicidarse arrojándose desde lo alto de un edificio. No se conocen de nada, porque pertenecen a mundos muy distantes entre sí (la hija de un político laborista, que no encaja en el mundo ordenado de sus padres, y que busca en el alcohol y las drogas una escapatoria a sus problemas; un presentador televisivo caído en desgracia, por su afición a las jovencitas; una madre soltera que no se ve con fuerzas para atendiendo durante más tiempo a su hijo discapacitado; un joven rockero que ha fracasado y que ahora, sin grupo ni novia, reparte pizzas para ganarse la vida), pero acabarán descubriendo que pueden ayudarse los unos a los otros, hablando de sus traumas, formando una especie de club de desesperados que luchan para dejar de serlo (“Nos subimos a aquella azotea porque no podíamos encontrar el camino de regreso a la vida”, p.290). Martin, el presentador de TV, ha sido abandonado por su esposa; Jess, la chica rebelde, anda buscando a gritos que alguien la escuche; JJ, el rockero minoritario, nota que se muere sin pulsar en su guitarra los acordes de ninguna canción; y Maureen descubre que su hijo Matty es el único y obsesivo acorde de su vida. Todos tienen problemas, y esos problemas no les autorizan a ser felices, ni a encontrar su nuevo sitio en el mundo (“La gente que está triste no encaja en nada”, p.196).Pero Nick Hornby, con el luminoso don del humor, los va aproximando, les regala una segunda oportunidad a la que aferrarse, los hace que se inventen una historia de ángeles, que viajen a Tenerife, que beban licores, que se conozcan (para que se acepten) y que vayan aplazando su decisión de lanzarse al vacío. Primero, lo retrasan para el día de San Valentín; luego, por tres meses; finalmente, deciden... lo que irá descubriendo el lector con sorpresa.
Con un lenguaje espontáneo, lleno de giros coloquiales y de una vivacidad maravillosa, Hornby demuestra el gran poder de seducción que tiene su escritura, y que cada vez le granjea más adeptos.