Alemania vuelve hoy a escena. Los germanos han sido, hasta ahora, los mejores del torneo, siendo menos alemanes que nunca. Los entendidillos se hacen lenguas del talento de Özil, y sí, el chico es bueno, pero yo me quedo con Müller, sobre todo porque es un tipo de futbolista que se ve menos. No es el típico bajito jugón. Es inconfundiblemente alemán, alto, fibroso, rápido y potente, pero tiene un toque de talento que le hace diferente. Van Gaal le subió este año del filial del Bayern, y el tipo parece que lleva toda la vida jugando en uno de los clubes más importantes del mundo. Y, a lo que se ve, tampoco el salto a la Mannschaft le ha dado ningún vértigo.
En el cierre de la jornada, ocasión para la reválida de Inglaterra y Robert Green, por el que hoy sólo me cambiaría con un cheque de seis ceros, como poco. Seguro que los dueños de los tabloides británicos salivan con sólo pensar en la posibilidad de una nueva pifia.
Por supuesto, también juegan Estados Unidos y Eslovenia, pero hay que ser un poco friki para sacrificar la siesta por ver un partido con tan poca chicha.
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