Han sido meses complicados, meses en los que he perdido mi esencia vital, mi toque personal.
Aunque el problema ya se venía gestando meses atrás, los últimos cambios que vinieron impuestos (cambio de puesto de trabajo en el hospital) y otros que me auto impuse yo (presentarme a las elecciones municipales en Andosilla), fueron el detonante o la gota que colmó el vaso y como que mi cerebro no supo y/o no quiso aceptar mi nuevo yo.
Podríamos decir que dejé de hacer las cosas que realmente me llenaban, las que daban sentido a mi vida, las que me invitaban a crecer personal y profesionalmente... y deje de ser YO.
Y eso salpicó a las personas que están a mi alrededor, les salpicaron mis malas contestaciones, les salpicaron mis cambios bruscos de humor, les salpicaron mis malas caras y mis malos gestos...
Y de la misma manera que en enero decidí cuidar mi cuerpo y ponerme en manos de un profesional para que me guiara en el camino, por fin me he dado cuenta que también hay que cuidar mucho el aspecto mental y emocional, y dejarse guiar y acompañar por los que realmente saben guiar y acompañar.
Ahora mismo la imagen que mejor refleja mi estado mental es ésta:

Así que quiero dedicarte esta entrada a ti, que vas a guiar y acompañar mi proceso de reconstrucción mental, en busca de mi mejor yo, ese que nunca debió irse. Pero también a las personas que han estado siempre a mi lado, en las buenas y en las no tan buenas.
Porque de todo se aprende, y de todo se sale, pero si es con amigos, ¡mejor!