FICHA TÉCNICA
Dirección: Mateo Gil
Guión: Miguel Barros
Producción: Andrés Santana, Ibon Cormenzana, Jerôme Vidal, Paolo Agazzi
Dirección de fotografía: J. A. Ruiz Anchía
Música: Lucio Godoy
Director de producción: Andrés Santana
Director de arte: Juan Pedro de Gaspar
Sonido directo: Daniel Fontrodona
Diseño y montaje de sonido: Fabiola Ordoyo
Montaje: David Gallart
Vestuario: Clara Bilbao
Maquillaje: Ana López-Puigcerver
Peluquería: Belén López-Puigcerver
Efectos especiales: Reyes Abades
FICHA ARTÍSTICA
James Blackthorn: Sam Shepard
Eduardo Apocada: Eduardo Noriega
Mackinley: Stephen Rea
Yana: Magaly Solier
James joven: Nicolak Coster-Waldau
Sundance: Padraic Delaney
Etta: Dominique McElligott
Argumento:
Tras haber huido de Estados Unidos, el legendario forajido Butch Cassidy murió en Bolivia en 1908, tiroteado junto a su amigo Sundance Kid. Esto es lo que dice la versión oficial. Pero lo cierto es que ha pasado veinte años escondido y ahora quiere volver a casa. Sin embargo, pronto encontrará en su camino a un joven ingeniero español que acaba de robar la mina en la que trabajaba y que pertenece al empresario más importante de Bolivia…
Blackthorn es un western típico, aunque se sitúe en los años 20 y en Bolivia, la esencia está ahí, no solamente por los personajes, como un envejecido Butch Cassidy reconvertido en James Blackthorn, sino por los paisajes montañosos, desérticos e incluso el salar, sus persecuciones a caballo y sus ademanes.
Cierto que lo más destacable de la película es ver a Sam Shepard, auténtico en su papel y arrancándose a cantar, a Stephen Rea, con un papel pequeño pero con una reflexión a la espalda y a un Eduardo Noriega que tiene la dificultad de hacerle frente a Shepard, ya que comparte con él la mayor parte del metraje, pero el actor español supera la tarea y sale bien parado.
Otro de los incentivos del film es la maravillosa fotografía que gasta. Contraluces, el salar -complicado sacar ese blanco realmente blanco, como pasa con la nieve-, los desiertos y esos planos generales con los jinetes… No es que en las distancias cortas esté peor, pero sí que es verdad que se disfruta más cuando los planos son más espectaculares.
La historia no es solamente un western de tiroteos y persecuciones, sino que también tiene un trasfondo de reflexión, de cambio. De las diferencias de época entre Blackthorn y Apodaca, y por tanto, las distintas mentalidades y razones para ser un forajido e ir robando dinero. Como el propio Mateo Gil dice, comprendemos a Blackthorn, pero nos parecemos más a Apodaca. Luego ya que cada uno haga sus símiles con el mundo moderno en el que nos encontramos.
Vamos, que nos encontramos con un homenaje al western, con la coletilla de español, que no pretende reinventar el género pero tampoco sale mal parado.