FICHA TÉCNICA:
Dirección: Ana Rodríguez Rosell
Guión: Ana Rodríguez Rosell
Producción: Jana Films
Fotografía: Pau Mirebet Pereire
Montaje: Mapa Pastor
FICHA ARTÍSTICA:
Lucas: oscar Jaenada
Eimish: Manuela Vellés
Roberto: Jan Cornet
Valeria: Emma Suárez
Kai: Carlos Leal
Argumento:
Con el fin de conocer el pasado de su novia y poder recuperarla, Lucas emprende un viaje que lo llevará hasta Italia y Alemania. Averiguará así quién es realmente Eimish y qué es lo que está buscando. El filme trata sobre las intuiciones y sobre el papel que juegan el destino y las energías invisibles que establecen lazos entre las personas.
Buscando a Eimish debe ser la road movie (o “train movie”) más frustrante que haya visto. Es desesperante estar delante de una pantalla y darse cuenta de que una película lo tiene casi todo para ser genial, y se queda a medias (o menos) por la falta de tensión y emoción en la historia.
Y es que puntos a favor tiene unos cuantos: una factura impecable y arriesgada que hace buen uso de los flashbacks, en un montaje atrevido y original; una buena direción de arte y fotografía que sacan partido a los distintos escenarios en los que está rodada la película – Madrid, Berlín, Verona -; y una música preciosa compuesta por la utora folk Alondra Bentley. Sin embargo, su impacto emocional no llega ni a rozar el nível de su calidad técnica.
Y es que la historia está narrada sin ningún tipo de intensidad, y el reparto tampoco es que destaque especialmente. Eimish se supone que debería ser una mujer deslumbrante y misteriosa, atormentada por sus traumas; sin embargo, parece más una niñata sin las cosas claras que trae a todos por la calle de la armagura. Oscar Jaenada hace un mejor trabajo con Lucas, aunque el viaje por media Europa que realiza en busca de su novia, además de ser poco creíble, termina por ser practicamente inútil para el personaje desde el punto de vista emocional. Por no hablar de algún personaje secundario que pretende ser simbólico y acaba siendo pretencioso y ridículo a partes iguales.
En fin, que Ana Rodríguez Rosell se presenta con buenas credenciales desde el punto de vista estético, pero esperemos que en sus próximos largos sus historias y personajes ganen en calado emocional, porque el cine estilizado pero sin sentimiento no sirve de nada.