FICHA TÉCNICA
Dirección: Jacques Audiard
Guion: Jacques Audiard y Thomas Bidegain; basado en la novela De rouille et d’os, de Craig Davidson
Producción: Pascal Caucheteux
Música: Alexandre Desplat
Dirección de fotografía: Stéphane Fontaine
Montaje: Juliette Welfling
Diseño de producción: Michel Barthelemy
FICHA ARTÍSTICA
Stephanie: Marion Cotillard
Ali: Matthias Schoenaerts
Louise: Céline Sallette
Martial: Bouli Lanners
Sam: Armand Verduse
Anna: Corinne Masiero
Richard: Jean-Michel Correia
Argumento:
Todo comienza al norte de Francia.
Ali se encuentra de repente con un niño de 5 años en sus manos. Sam es su hijo, pero apenas le conoce. Sin hogar, sin dinero y sin amigos, Ali se refugia con su hermana en Antibes. Allí las cosas mejoran rápidamente. Les acoge en su garaje y se hace cargo del niño.
Ali se encuentra con Stephanie por primera vez durante una pelea en un club. La lleva a casa y el deja su número de teléfono.
Stephanie entrena ballenas asesinas en Marineland. Cuando un espectáculo acaba en tragedia, una llamada nocturna vuelve a reunirlos.
Cuando Ali vuelve a verla, su princesa está confinada en una silla de ruedas: ha perdido las piernas y bastantes ilusiones. Él simplemente la ayuda, sin compasión o lástima. Y ella vuelve a vivir.
La historia de Óxido y hueso es dura, no sólo físicamente por lo que arrastran ambos protagonistas, sino sentimentalmente hablando, ya que las cicatrices que cargan los dos, hacen de esta película en principio un drama de libro. Pero ahí está la gracia, que los dos personajes, tan diferentes entre sí, se conozcan y sirvan de apoyo el uno para el otro sin llegar a planteárselo.
El director además no tiene piedad con ellos, si tienen que sufrir, sufren, es decir, no por ser los protagonistas se les dan concesiones y respiros que podríamos ver en otras cintas. Ambos personajes están muy bien construidos y desde luego que bien retratados. Uno es capaz de ponerse en la piel de ellos y a la vez tener cierta distancia para comprenderlos.
Los actores defienden con soltura lo que les ha tocado, y tanto Marion Cotillard como Matthias Schoenaerts se dejan la piel, casi tanto como Ali y Stephanie, para demostrar que la lucha diaria comienza desde lo más bajo, sobre todo si uno se ha caído en el camino y le toca levantarse.
El film derrocha drama, pero también tiene sus minutos para el romance surgido de éste, y desde luego, tiene una madurez y profundidad difícil de quitarse con se sale del cine. Hecho, más que para disfrutar, ya que nadie disfruta con las desgracias; para pensar, reflexionar y salir con ánimos renovados y ganas de comerse el mundo -aunque para llegar a esto haya que digerir la película tranquilamente y en varios días-. Porque si dos de las personas más desafortunadas han podido levantarse, el resto del mundo también.