FICHA TÉCNICA:
Dirección: Paula Ortíz
Guión: Paula Ortíz
Producción: Amapola Films, Oria Films
Fotografía: Migue Amoedo
Montaje: Irene Blecua, Javier García Arredondo, Paula Ortíz
FICHA ARTÍSTICA:
Violeta: Leticia Dolera
Inés: Maribel Verdú
Luisa: Luisa Gavasa
Argumento:
Violeta, Inés y Luisa son tres mujeres de edades diferentes, que viven en mundos alejados entre sí, y cuyos días transcurren silenciosamente, al otro lado de la ventana, casi al margen de la historia. De tu ventana a la mía retrata esas mujeres calladas, cuyas vidas transcurrieron en aparente placidez, pero cuyos recuerdos guardaban secretos, pasiones, sueños. La historia va entretejiendo sus días, sus ratos de soñar y coser junto a la ventana, sus temores y deseos silenciados. Hasta que un día, sufren un golpe inesperado: la ausencia, la pérdida y el dolor se abalanzan sobre ellas. Y las tres tendrán que luchar por su dignidad, por buscar un sentido vital y una cierta felicidad en un paisaje árido y hostil. Esta película es su retrato íntimo y emocional, un visillo tejido con sus hilos, luchas, silencios y pequeñas victorias. Porque, a veces, la imaginación es capaz de volar más allá de todas las ventanas.
En De tu ventana a la mía, Paula Ortíz nos presenta un ejercicio estético más que cualquier otra cosa. Tres historias de tres mujeres situadas en tres lugares y momentos diferentes del siglo XX español, ligadas por un denominador común: el amor.
Aunque los méritos estéticos de la película son muchos: dirección artística, localizaciones, vestuario, ambientación, fotografía; todo con un preciosismo y detallismo difíciles de ver en el cine español, lo cierto es que las historias no terminan de cuajar demasiado. Quizás porque sólo se nos enseña una pequeña parte de las mismas, sin apenas contextualización tanto histórica, como social y personal. Apenas sabemos quiénes son estas mujeres, de dónde vienen y porqué están en estas situaciones.
Entiendo la intención poética de la directora – el uso de la madeja roja para “hilar” literalmente las historias es muy bonito y efectista – pero el detallismo extremo nos puede pasar factura si nos quedamos en la superficie ornamental y no llegamos al fondo. Y creo que eso es de lo que sufre esta cinta.
Respeto profundamente los intentos de elevar la calidad artística y visual de las producciones, es más, como historiadora del arte, lo defiendo y disfruto. Estaría mintiendo si dijera que no disfruté con todos esos pequeños detalles – las mariposas del cuarto del personaje de Leticia Dolera, los recortables de cine del de Luisa Gavasa, los planos a ras del campo de trigo donde trabaja de sol a sol el de Maribel Verdú -. El problema es que no supe qué más sacar en claro de la cinta además de la orgía de imágenes, y eso cierra las posibilidades de la película de cara al público, en mi opinión.
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