FICHA TÉCNICA
Dirección: Dario Argento
Guion: Dario Argento, Enrique Cerezo, Antonio Tentori, Stefano Piani
Producción: Enrique Cerezo, Roberto di Girolamo, Gianni Paolucci
Dirección de fotografía: Luciano Tovoli
Música: Claudio Simonetti
Montaje: Marshall Harvey, Daniele Campelli
FICHA ARTÍSTICA
Dracula: Thomas Kretschmann
Mina Harker: Marta Gastini
Lucy Kisslinger: Asia Argento
Van Helsing: Rutger Hauer
Jonathan Harker: Unax Ugalde
Tania: Miriam Giovanelli
Argumento:
Jonathan Harker viaja en tren de Inglaterra al remoto castillo del conde Drácula, situado en los Cárpatos en la frontera de Transilvania. El propósito de su misión es catalogar la biblioteca de Drácula. Al principio, atraído por los simpáticos modales de Drácula, Harker descubre que es el prisionero del castillo. También comenzará a conocer perturbadoras facetas de la vida nocturna de Drácula.
Enésima adaptación de la novela de Bram Stoker y de su famoso vampiro, Drácula, y enésima que se podrían haber ahorrado, porque para hacer semejante chapuza estética y técnica, habría estado mejor destinar el dinero que ha costado a otras labores, como humanitarias, sobre todo para los que hemos tenido que soportar casi dos horas de horror, y no porque la película dé miedo precisamente.
El reparto general no es creíble, no sabemos si el doblaje que han hecho en español les ayuda a estar peor en las interpretaciones, pero desde luego no se salva nadie del espanto y la exageración en los personajes, demasiado marcados que resultan muy artificiales.
Mención especial a ese paternalismo surgido en cinco minutos entre Mina Harker y Van Helsing, que no pegan ni con cola, sino que parece que éste último pasaba por allí y se ha quedado a ver si podía echar una mano en los asuntillos vampíricos.
Efectos especiales comprados en cualquier chino de barrio -sin ánimo de ofender a este gremio-, la sangre, los efectos digitales de traca que es imposible que se noten más que sean falsos… hasta el sonido falla ofreciéndonos imágenes de unos lobos adorables mientras oímos los gruñidos de unos lobos menos amigables -por nombrar uno de los detalles sonoros más llamativos-.
Y si tenemos que hablar del 3D… en fin… está ahí, existe, se usa unas cuantas veces con recursos facilones para intentar asustar al espectador, pero nada nuevo en el horizonte. Desaprovechado e inútil como en el 99% de los casos. Una lástima, porque esto agranda la enorme lista de razones por las que no ver el vampiro de Dario Argento, que mucho maestro del cine de género europeo pero aquí el traspiés que da es tamaño gigante.
Ni a los fans de Argento, ni a los de los vampiros, les llegará a gustar esta adaptación. Vamos, es como si le das zumo de ajo mezclado con agua bendita a un colmillero. Que Dios nos pille confesados, o al menos, con una estaca a mano.