FICHA TÉCNICA
Dirección: Don Roos
Basada en el libro Love and other impossible pursuits, de Ayerlet Waldman
Guión adaptado: Don Roos
Producción: Marc Platt, Carol Cuddy
Producción ejecutiva: Natalie Portman, Abby Wolf-Weiss, Rena Ronson, Cassian Elves
Música: John Swihart
Vestuario: Peggy Schnitzer
Montaje: David Codron
Diseño de producción: Michael Shaw
Fotografía: Steve Yedlin
FICHA ARTÍSTICA
Emilia: Natalie Portman
Jack: Scott Cohen
Carolyn: Lisa Kudrow
William: Charlie Tahan
Mindy: Lauren Ambrose
Sheldon: Michael Cristofer
Laura: Debra Monk
Sonia: Mona Lerche
Simon: Anthony Rapp
Sharlene: Kendra Kassebaum
Pia: Elizabeth Marvel
Marilyn: Mary Joy
Jamie: Maria Dizzia
Argumento:
Emilia es una licenciada en Derecho por la Universidad de Harvard que se acaba de casar con Jack, un importante abogado neoyorquino que era su jefe ( y que estaba casado), cuando ella empezó a trabajar en su bufete. Desgraciadamente, la vida de Emilia da un vuelco inesperado cuando Jack y ella pierden a su hija recién nacida. Emilia se esfuerza, a pesar de su duelo, por conectar con su nuevo hijastro William, pero le cuesta entenderse con el precoz niño. Pero probablemente lo más difícil para Emilia sea lidiar con las constantes intromisiones de la celosa y furiosa ex-mujer de su marido, Carolyn.
Tediosa y lacrimógena. Al menos esto último sería cierto si nos hiciera llorar, pero es que tiene tanto drama que uno ya no sabe qué hacer. Intentas tener empatía con Emilia, un personaje tan frío que es imposible sentirte identificado por lo que está pasando. No ayuda el hecho de la típica ex mujer histérica con el hecho de que otra sea la que cuide a su hijo para ponerle el contrapunto a la protagonista.
La historia se queda a medio camino de lo que quiere ser y da tantas vueltas que acabas mareado con los acontecimientos, ni siquiera Portman convence en este papel.
Nos quieren hacer partícipes del dolor de una joven esposa que ha perdido a su hija, la culpabilidad, el tener que cuidar al hijo precoz de su marido y una sensación de culpabilidad que se transforma en una obsesión que nadie más comparte, ni siquiera la familia de ella o sus amigos logran hacerla entrar en razón o comprenderla.
Un drama demasiado forzado y que se hace largo, para un final más que evidente. No logra convencer y es una pena, porque los actores con los que cuenta no son ni desconocidos ni malos, pero que sin embargo aquí no logran cumplir con las expectativas. Tampoco ayuda la atmósfera constante de luz tenue con la fotografía, que apaga el ánimo a cualquiera.