FICHA TÉCNICA:
Dirección: John Ford
Guión: Frank S. Nugent (Guión), Maurice Walsh (Novela)
Producción: Merian C. Cooper y John Ford
Música: Victor Young
Dirección artística: Frank Hotaling
Fotografía: Winton C. Hoch
Vestuario: Adele Palmer
Diseño de Producción: Sven Wichmann
FICHA ARTÍSTICA:
Sean Thornton: John Wayne
Mary Kate Danaher: Maureen O’Hara
Michaleen Oge Flynn: Barry Fitzgerald
Father Peter Lonergan: Ward Bond
The Widow Sarah Tillane: Mildred Natwick
Argumento:
Sean Thornton regresa a la tierra de sus antepasados en Irlanda con la intención de establecerse allí tras haber ganado cierto dinero. Nada más llegar queda enamorado del lugar y de la hija de Danaher, un adinerado local, con el que iniciará una rivalidad en la que no desea participar. A Thornton le resultará desde ese momento bastante difícil escapar de las tradiciones del lugar. Por suerte sabrá ganarse la amistad y la admiración de sus habitantes.
El Hombre Tranquilo (1952), es uno de esos títulos que, a poco que se sepa de cine, evocan siempre una gran sonrisa. Su responsable, John Ford, no necesita presentación. Su firma resulta de las más influyentes del cine y autores tan distantes como Spielberg o Godard se rindieron ante el saber y oficio de uno de los mayores maestros del cine. Ésta película, junto con La Diligencia o Centauros del Desierto es un buen ejemplo de por qué.
Un bucólico ambiente pastoril encierra una puesta en escena coral que en apenas dos horas ya ha instalado una serie de icónicos personajes representativos e inolvidables. Tenemos al borracho casamentero, a los dos párrocos (el cristiano y el protestante) la viuda rica, el cacique local y el escenario, un idílico paisaje que es un personaje más, lo mismo ocurre con la taberna y sus parroquianos. El retorno a los orígenes de Thornton le llevará a una confrontación no deseada con las tradiciones del lugar, rígidas y conservadoras, machistas, incluso, en un mundo de hombres. Eso puede sorprender hoy día, la alegría con el que ciertas escenas se suceden. Pero el espectador no debe despistarse.
En ésta comedia romántica que acaba siendo comedia alocada se vapulean todas las convenciones, los ideales y las ideas preconcebidas para aclarar que las personas son ante todo personas. Es un placer ésta iniciativa de los cines Verdi mediante la cual podemos disfrutar del reestreno de éste enorme clásico apenas una semana, eso sí, totalmente restaurada, digitalizada y a color. Eso sí que es algo “Impetuoso… homérico”.