FICHA TÉCNICA:
Dirección: Javier Rebollo
Guión: Lola Mayo, Javier Rebollo, Salvador Roselli
Producción: José Nolla, Lola Mayo, Damián París, Luis Miñarro
Fotografía: Santiago Racaj
Montaje: Ángel Hernández Zoido
FICHA ARTÍSTICA:
Santos: José Sacristán
Érika: Roxana Blanco
Enfermera: Valeria Alonso
Hombre: Jorge Jellinek
Argumento:
Cuando un asesino a sueldo español, ingresado en un hospital de Buenos Aires, se da cuenta de que está a punto de morir, se escapa y se dirige al norte atravesando todo el país. Huye por carreteras secundarias en una especie de tranquila peregrinación que tiene algo que ver con una moderna novela de caballerías. Una mujer que ha encontrado en la carretera será su escudero en este continuo avanzar huyendo de la muerte y corriendo, al mismo tiempo, hacia ella.
El estatismo, el surrealismo, el humor absurdo, o el absurdo a secas, son cosas que a algunos les funcionan y a otros no. Quizás porque unos saben cómo usarlos, y otros, no. Quizás porque unos saben contenerse, y otros, no. Y es que en El muerto y ser feliz nos encontramos con una película que quiere ser excéntrica y acaba siendo histriónica. Una road movie, que podría haber sido maravillosa, pero que no conduce a nada. y,¿ cuál es el sentido de una road movie que no conduce a nada?
La estética Nouvelle Vague podría haberse salvado, de no ser por lo exagerado de algunos de sus elementos. La voz en off es desquiciante la mayor parte del tiempo, omnipresente y redundante, y a lo terriblemente monótona que es, hay que sumarle lo chirriante que es que alguien con un acento castellano tan seco use palabras latinoamericanas. Y es que, quizás sea el peor punto de la cinta, porque ¿para qué mostrar el viaje de dos personas a ninguna parte y luego ir comentando cada detalle cómo si de un acontecimiento deportivo se tratase? Tengo la impresión de que si sólo hubieran dado pistas al espectador sobre estos personajes tan peculiares, y le hubieran dejado en frente de esos paisajes y carreteras interminables, el resultado final hubiera sido infinitamente más atractivo.
Y es que cuando tienes a un actor como José Sacristán, con una presencia que apabulla, y unos paisajes tan espectaculares y bien rodados – no voy a negar que visualmente es muy llamativa y bella -, no te hace falta tanta parafernalia pedante y sabelotodo. En fin, quien mucho abarca poco aprieta, que dicen por ahí.