
FICHA TÉCNICA
Dirección: Takashi Miike
Guion: Kimuki Yamagishi, basada en la novela Ibun Roninki de Yasuhiko Takibuchi
Dirección de fotografía: Nobuyasu Kita
Iluminación: Yoshimi Watabe
Sonido: Jun Nakamura
Diseño artístico/conceptual: Yuji Hayashida
Música: Ryuichi Sakamoto
Montaje: Kenji Yamashita
Vestuario: Kazuko Kurosawa
FICHA ARTÍSTICA
Hanshiro Tsukumo: Ebizo Ichikawa
Motome Chijiiwa: Eita
Kageyu Saito: Koji Yakusho
Miho: Hikari Mitsushima
Tajiri: Naoto Takenaka
Hikokuro Omodaka: Munetaka Aoki
Hayatonosho Matsusaki: Hirofumi Arai
Umanosuke Kawabe: Kazuki Namioka
Sasaki: Yoshihisa Amano
Il Kamonnokami Naotaka: Takehiro Hira
Naito: Ippei Takahashi
Fujita: Ayumu Saito
El propietario: Goro Daimon
El sacerdote: Takashisasano
Jinnai Chijiiwa: Baijaku Nakamura
Argumento:
Con el fin de morir dignamente, Hanshiro, un samurái sin recursos, solicita llevar a cabo un suicidio ritual en la residencia del clan Li, liderado por Kageyu. Este intenta hacerle desistir de su idea contándole la trágica historia de un joven ronin, Motome, que poco tiempo atrás había llegado a ese lugar con las mismas intenciones. A pesar del impacto que provocan en él los espeluznantes detalles del destino de Motome, Hanshiro persiste en su decisión de morir con honor. Cuando llega el momento de practicarse el hara-kiri, realiza una última petición: desea ser asistido por tres tenientes de Kageyu que, por una extraña coincidencia, se encuentran ausentes. Receloso y enfadado, Kageyu pide explicaciones a Hanshiro. Este revela su vínculo con Motome y relata la historia agridulce de sus vidas. Kageyu pronto comprende que Hanshirose se ha sometido a una prueba de fuerza. La certitud del código de caballería de los samuráis empieza a tambalearse y resurge la humanidad.

Takashi Miike, director de culto responsable también de la película 13 Asesinos, vuelve a deleitar a sus seguidores con una historia sobre el honor, la venganza y sobre los principios de los samuráis.
Hara-Kiri: Muerte de un samurái, es un remake de un film de 1962. El director ha querido respetar bastante la cinta original, ha querido hacer un homenaje a esta película de culto pero añadiendo color (la película de 1962 está grabada en blanco y negro) y efectos especiales.
La película de Miike tiene un ritmo bastante lento, algo muy común en el cine japonés, contiene continuos flashback que a veces resultan confusos y pueden provocar que al espectador le cueste seguir la historia.

El vestuario y la música del film son sublimes. Cada escenario, cada traje y cada detalle nos transportan a la vida de los samuráis japoneses del siglo XV.
No es una película de acción, hay que esperar hasta el final de la cinta para ver una pelea. Contiene pocas escenas sangrientas, pero bastante desagradables; el director se recrea en la agonía del personaje y consigue que el espectador comparta su dolor. Sin duda es una película para amantes del género, los espectadores que no comprendan este tipo de cine se aburrirán.
