FICHA TÉCNICA
Dirección: Álex de la Iglesia
Guión: Randy Feldman
Producción: Andrés Vicente Gómez, Ximo Pérez
Música: Joan Valent
Dirección de fotografía: Kiko de la Rica
Montaje: Pablo Blanco
FICHA ARTÍSTICA
Roberto: José Mota
Luisa: Salma Hayek
Johnny: Fernando Tejero
Claudio: Manuel Tallafé
Alcalde de Cartagena: Juan Luis Galiardo
Dr. Velasco: Antonio Garrido
Mercedes: Blanca Portillo
Pilar Álvarez: Carolina Bang
Javier Gándara: Joaquín Climent
David Solar: Santiago Segura
Además de Nerea Camacho, Antonio de la Torre.
Argumento:
Roberto, un publicista en paro, es rechazado por todas las agencias en las que solicita trabajo. Su situación económica es desesperada. Ya nadie valora que fuera el creador del archiconocido eslogan “la chispa de la vida” de Coca-Cola. Todo cambia cuando de pronto sufre un accidente que le hace debatirse entre la vida y la muerte. Queda atrapado de tal forma que ni el Samur, ni los bomberos, ni siquiera los médicos se ponen de acuerdo en cómo rescatarlo.
Lo absurdo y dramático del suceso provoca el interés de los medios de comunicación. El protagonista decide aprovechar su experiencia como publicista para explotar la situación, convirtiéndola en un espectáculo mediático. Para ello contrata a un representante. La idea es simple: vender la exclusiva a las televisiones y solucionar para siempre el futuro de su familia.
Luisa, su mujer, llega al lugar del accidente y asiste impotente al espectáculo que se ha generado alrededor de su marido. Intenta convencerle de que desista de su idea, pero la obsesión de Roberto por conseguir la exclusiva es cada vez mayor. Sin embargo, las negociaciones con las televisiones se eternizan, los intereses afloran y el rescate se complica. ¿Conseguirá el protagonista salvar su vida? ¿Preferirá dar la vida a cambio del dinero?
Un teatro romano recién descubierto y con las obras de restauración en marcha es el escenario elegido para La chispa de la vida, eso hace que la película esté condicionada por una fotografía cálida que inunda a todo el teatro, aunque a nuestro protagonista le toca de cerca, para resaltarle, una luz más azulada, más fría. Aparte de esto, es el único signo que vemos de la existencia de una iluminación y fotografía buscada.
Por otro lado, yendo a otros temas, como el guión, está plagado de personajes desdibujados, con poco tiempo no sólo a profundizar en ellos, sino que a veces tienen unos arcos de transformación demasiado forzados. Si dices A, al minuto siguiente no puedes estar diciendo B, por mucho que tengas a Juan Luis Galiardo o a Blanca Portillo en el reparto, por nombrar alguno.
Sí que es cierto que aunque estamos ante un drama, el toque cómico no se pierde, y se agradece que no haya recaído todo el peso en José Mota, inevitable pensamiento que se tiene ya que estamos acostumbrados a verle como cómico. El gótico siniestro de Eduardo Casanova puede bien ser uno de esos chistes andantes, no por nada, sino por lo exagerado y excesivamente tópico que es el personaje.
No vamos a ver una película arriesgada en cuanto a la dirección, ya que pasamos practicamente toda la película centrados en Roberto y el hierro en la cabeza, lo que implica un mismo escenario siempre y unos planos muy similares. Tampoco arriesga en cuanto a cambiar de escenario y podemos ver en repetidas veces a un mismo personaje exclusivamente en un decorado, como si no se pudiera mover de ahí.
Aparte de todo esto, de no ser la mejor película de Álex de la Iglesia, tiene un buen trasfondo con el paro, la desesperación de un hombre que está dispuesto a venderse para salvar a su familia de su situación económica y cómo no, una parodia/crítica -a gusto del consumidor- de los medios de comunicación, especialmente de las televisiones carroñeras que juegan a vender carnaza, porque es lo que la gente ve, todo hay que decirlo, y aunque sea sólo por eso y por ver a Mota en el pellejo trágico, La chispa de la vida se deja ver.
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