FICHA TÉCNICA
Dirección: Allen Hughes
Producción: Allen Hughes, Randall Emmett, Stephen Levinson, Mark Wahlberg
Guion: Brian Tucker
Dirección de fotografía: Ben Seresin
Diseño de producción: Tom Duffield
Diseño de vestuario: Betsy Heimann
Montaje: Cindy Mollo
Música: Atticus Ross, Claudia Sarne, Leopold Ross
FICHA ARTÍSTICA
Billy Taggart: Mark Wahlberg
Alcalde Nicolas Hostetler: Russell Crowe
Cathleen Hostetler: Catherine Zeta-Jones
Colin Fairbanks: Jeffrey Wright
Jack Valliant: Barry Pepper
Paul Chandler: Kyle Chandler
Natalie: Natalie Martinez
Argumento:
En una ciudad asolada por la injusticia, el ex policía Billy Taggart busca redención (y venganza) tras ser traicionado por el personaje más poderoso de la ciudad, el alcalde. Su incansable búsqueda de justicia, sólo equiparable a su dureza y su astucia, lo convierten en una fuerza imparable… y en la peor pesadilla del alcalde.
La trama pretende ser un thriller policíaco, protagonizado por un ex-policía reconvertido en detective privado que se queda bastante lejos de conseguir lo que quiere. La película, no el personaje. Por supuesto que el protagonista es el héroe atormentado con su pasado que se redime con esta venganza, más personal que política, para demostrar que él no es carne de sobornos y chantajes.
Más allá de eso, tenemos personajes que desaparecen sin más, con lo cual aunque se intuye lo que ocurre con alguna de las subtramas no estaría de más una resolución algo mejor; también tenemos personajes que ni fú ni fá, como el de Catherine Zeta-Jones, que aparte de ser la mujer del alcalde y tener un pequeño papel en toda la historia, no hacía falta, dado que aparte una conversación muy descriptiva con la relación que mantiene la pareja, no tenemos nada más.
Aunque no todo es malo, el papelón de Russell Crowe como alcalde sin escrúpulos, o el interesantísimo debate que tiene con su rival en plena campaña, demuestran cómo está de corrompido el sistema político y cuán largos son los tentáculos para abarcar a más gente de la esperada en esa telaraña enredada.
El resto de secundarios, como Jeffrey Wright, Barry Pepper o Kyle Chandler, mantienen el tipo con lo que les toca lidiar y a la vez logran confundirnos un poco sin saber de parte de quién están.
A destacar, la frialdad en fotografía para una película de estas características, sobre todo si tenemos en cuenta que los momentos más importantes transcurren de noche, a oscuras y escondidas de la propia ciudad; y una banda sonora bastante sorprendente por esos ritmos electrónicos.