FICHA TÉCNICA
Dirección: Rod Lurie
Guión: Rod Lurie, basado en la versión de David Zelag Goodman y Sam Peckinpah, y basado en la novela The Siege of Trencher’s Farm de Gordon Williams
Producción: Marc Frydman
Producción ejecutiva: Beau Marks, Gilbert Dumontet
Dirección de fotografía: Alik Sakharov
Diseño de producción: Tony Fanning
Montaje: Sarah Boyd
Música: Larry Gruopé
Diseño de vestuario: Lynn Falconer
FICHA ARTÍSTICA
David Sumner: James Marsden
Amy Sumner: Kate Bosworth
Charlie: Alexander Skarsgård
Tom Heddon: James Woods
Jeremy Niles: Dominic Purcell
Norman: Rhys Coiro
Chris: Billy Blush
John Burke: Laz Alonso
Janice Heddon: Willa Holland
Daniel Niles: Walton Goggins
Entrenador Milkens: Anson Mount
Bic: Drew Powell
Argumento:
Cuando todo por lo que has vivido está en peligro, ¿qué harías?, ¿hasta dónde estarías dispuesto a llegar?
Es una pregunta que llega a ser aterradoramente evidente para el guionista de Hollywood, David Sumner y su mujer actriz Amy cuando se mudan al pueblo natal de ésta en el sureste de Estados Unidos, después de la muerte de su padre. La gente les recibe con caras sonrientes, dándoles una calurosa bienvenida, pero lo que una vez fueron buenas amistades toman un siniestro cariz para David y Amy, que se encuentran al borde de una crisis con mayúsculas, en la aterradora versión de Screen Gems del clásico de 1971, “Perros de Paja”.
Este innecesario remake de Perros de paja está actualizado y modernizado para que las juventudes y nuevas generaciones vayan ahora a disfrutar de una crítica social como la de cuándo usar realmente la violencia, sobre todo si eres una persona pacífica como es el caso de nuestro protagonista, que lo de meterse en líos no le va.
Lamentamos decir que la única buena elección de reparto se la lleva Kate Bosworth, la única que consigue defender bastante de manera aceptable su personaje. James Marsden no es que lo haga mal, es que no pega con la imagen de hombre intelectual y feucho que inevitablemente veíamos en la primera, sin desmerecer a Dustin Hoffman, sino que aquí tenemos directamente a un tio guapo que se lleva a la guapa de calle, sin más problemas ni choques para la gente del pueblo. Y por otro lado, Alexander Skarsgård mas bien parece que está para lucir palmito que para desplegar las habilidades interpretativas que tiene y se dejan ver en otros papeles.
Ni quiero mencionar a Dominic Purcell porque es de vergüenza ajena. Y James Woods no se salva, demasiado esperpéntico su personaje y muy llevado al extremo.
La polémica de la película original, de 1971, más que la violencia se la llevaba una escena de ámbito sexual. Aquí se deja mucho a la imaginación del espectador, por lo que la polémica se queda diluida y además, como si el guión no fuera lo suficientemente claro, nos explican las cosas que en la primera versión no se explicaban.
Entrando en más detalles, sorprendente el uso de tecnología digital para recrear un ciervo que canta al primer vistazo y al que vemos en varias ocasiones, ¿en serio? ¿A estas alturas de nivel de efectos especiales tenemos que ver cosas realmente tan mal hechas?
Pero por no darle más palos a la cinta, el que quiera encontrar violencia explícita la tendrá al final del metraje y sin cortarse un pelo, pero realmente nos encontramos ante una copia barata por parte de Rod Lurie, que se ha quedado en un quiero pero no he llegado. Y eso que introduce muy bien la diferencia cultural de un pueblo perdido del sur anclado en el paletismo y la religión vs un señorito de ciudad bien cultivado, pero ni por esas.