FICHA TÉCNICA:
Dirección: Jean-Pierre Améris
Guión: Jean-Pierre Améris, Philippe Blasband
Producción: Nathalie Gastaldo, Philippe Godeau
Fotografía: Gérard Simon A.F.C.
Montaje: Philippe Bourgueil
FICHA ARTÍSTICA:
Jean René: Benoit Poelvoorde
Angélique: Isabelle Carré
Magda: Lorella Cravotta
Suzanne: Lise Lametrie
Antoine: Swann Arlaud
Ludo: Pierre Niney
El psicólogo: Stephan Wojtowicz
Argumento:
Jean-René, jefe de una fábrica de chocolate, y Angélique, chocolatera de talento, son dos personas muy sensibles. Les une su pasión común por el chocolate. Se enamoran pero no se atreven a confesárselo. Su timidez enfermiza tiende a alejarles. Pero se sobrepondrán a su falta de confianza en sí mismos, con el riesgo de desvelar sus sentimientos.
Una vez más nos llega desde Francia una comedia con la comida, en este caso en concreto, el chocolate, como centro alrededor del cual se desenvuelven los personajes.
El chocolate siempre ha sido un alimento que ha causado fascinación tanto en el cine como en la literatura – desde Chocolat hasta Charlie y la fábrica de la chocolate, por su combinación de elementos contrapuestos -dulzor y amargor, simplicidad y complejidad, infantilismo y exquisitez. Y todos estos componentes son los que intenta poner en juego el director, de forma sútil, pero finalmente efectiva.
El chocolate sirve de vehículo de comunicación a los dos personajes principales, Jean-René y Angélique, dos tímidos enfermizos que son incapaces de relacionarse de forma normal y fluída con los demás, a casi ningún nível, y eso les lleva desde a afrontar una soledad no buscada hasta ocultar su brillantez en el trabajo por no ser capaces de lidiar con el reconocimiento público.
Todo esto marca las pautas del desarrollo del film, desde las situaciones cómicas hasta las relativamente dramáticas. Es verdad que, en un principio, el exceso de intimidad y recelo de los personajes les hace aparecer algo planos, y aunque entrañables, su rareza hace que nos cueste algo identificarnos con ellos y entrar en el ritmo de la película, que se sugiere algo lento en la primera parte.
Obviamente, esta lentitud se va justificando, puesto que el director no pretende que sus personajes superen su terrible emotividad sin llevarles primero por un viaje tanto físico, como interior, por el cual, la vida les pone en una serie de situaciones en las que tendrán que superar sus limitaciones para conseguir salir de ellas.
En cuanto al resto, la verdad es que cuando se habla de cine francés es casi redundante decir que la producción está cuidada hasta el último detalle – los escenarios, el vestuario, la fotografía – qué tendrá la luz de Francia que a tantos fascina -, la música.
En conclusión, la verdad es que no creo que sea una película del gusto de todo el mundo, y tampoco creo que sea la comedia francesa más perfecta que se haya hecho, pero por la originalidad del tema y los personajes presentados, y su calidad estética merece ser destacada.