Por Fernando Guzmán Aguilar
En algún momento de su vida, más de 70 por ciento de la población en el mundo ha padecido el síndrome del impostor; es decir, siete de cada 10 personas han creído que sus logros o triunfos son producto de "un golpe de suerte" o de la ayuda de los demás, pero no de su esfuerzo, capacidad, talento o creatividad, señaló Laura Barrientos Nicolás, de la Facultad de Medicina (FM).
Celebridades como Emma Watson, actriz que interpretó a Hermione Granger, personaje de la saga de Harry Potter; Michelle Obama, abogada y escritora; Howard Schultz, fundador de Starbucks, y Neil Armstrong, primer hombre que pisó la Luna, padecieron este fenómeno psicológico.
Descubierto primero en mujeres en 1978, por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes, con el tiempo se supo que afecta por igual a los hombres.
Barrientos Nicolás abundó sobre este fenómeno "no forzosamente real", que es una creencia irracional que no permite al sujeto tener confianza en sí mismo. Pese a las pruebas fidedignas (diplomas, títulos, trofeos) y al reconocimiento laboral, académico, público o de la gente cercana, estos pacientes no creen tener mérito alguno.
Al no sentirse capaces, viven vigilantes y temerosos de que alguien descubra que cometieron un "fraude". De ahí que se sientan con culpa y como "impostores". Sometidos a tanto estrés, en estas personas predomina la inseguridad. Y llegan a padecer ansiedad, depresión y tristeza, trastornos emocionales que afectan su desempeño laboral, académico o profesional.
Su incapacidad para reconocer sus logros, les impide disfrutarlos como "éxitos propios", señala la integrante del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la FM. Además, en pacientes que son perfeccionistas, la ansiedad puede paralizarlos e impedir que encuentren una solución adecuada a determinados problemas, o causarles nerviosismo o alteraciones en la asertividad al "decir y hacer".
Otra característica es la insatisfacción permanente. Tienen la idea de que pudieron hacer algo mejor, lo que lleva a la pérdida de motivación: "¿para qué hago tal o cual cosa si no alcanzo los estándares que me propongo?".
Su "pesimismo defensivo" los hace mentalizarse o programarse para no lograr lo que se proponen, abundó. Se anticipan pensando que algo no va a suceder o no van a lograrlo para que, en caso de que así ocurra, no se sientan tan lastimados.
Fenómeno multifactorial
El síndrome del impostor no tiene una causa específica. Su origen es multifactorial: biológico, psicológico y social, señaló Barrientos Nicolás. Las comparaciones o sobrestimaciones en la infancia ("tu hermana es mejor", "no eres bueno en la escuela" o, por el contrario, "eres un campeón") con el tiempo pueden propiciarlo.
El tipo de personalidad y la propia percepción de qué es el éxito, el fracaso y la competencia también puede causar este fenómeno psicológico. Y cuando ocasiona problemas en los niveles interpersonal, académico o laboral, quien lo padece debe buscar apoyo psicológico (de preferencia, de corte cognitivo-conductual), psicoterapia que lo ayudará a identificar este tipo de creencias erróneas para que no lo afecten a nivel emocional y conductual.
Este síndrome se presenta más en personas que padecen problemas afectivos de tipo depresivo, con trastornos de ansiedad generalizada y por déficit de atención e hiperactividad. Si no es suficiente el tratamiento psicológico, Barrientos Nicolás recomendó consultar al psiquiatra.
Fuente: https://www.america-retail.com/neuromarketing/en-que-consiste-el-sindrome-del-impostor/?utm_medium=email