La inseminación artificial consiste en una técnica de reproducción asistida consistente en el depósito de espermatozoides por una forma no natural dentro del aparato reproductor de la hembra, es una técnica cuyo objetivo es el embarazo.
Esta técnica suele utilizarse en casos de infertilidad, siendo posibles dos opciones: inseminación con el semen de la pareja (si es aprovechable) o inseminación con semen donante (un desconocido o incluso algún amigo). Anteriormente se solían mezclar el semen de la pareja con el donante pensando que era mejor para la inseminación.
Para realizar este proceso se debe observar el ciclo menstrual de la mujer, viendo en los momentos en que ovula, depositando el semen en la vagina de la mujer cuando se libera el óvulo. Otro procedimiento puede ser depositar los espermatozoides directamente dentro del útero, que aumenta la probabilidad de la fecundación pero no se utiliza en todos los casos.
Para poder realizar la técnica de inseminación artificial es necesario que funcione al menos una de las trompas de Falopio de la mujer, además de que se debe estudiar que no tenga enfermedades como vih, sífilis, hepatitis b, etc.
Si se utiliza el semen de la pareja lo que se hace es: controlar y estimular la ovulación, determinar el momento en que se producirá la inseminación, la obtención y preparación del semen, la inseminación, el apoyo a la fase lútea y por supuesto el diagnóstico en que se descubre el embarazo si la inseminación es exitosa. Con semen del donante además se debe esperar que el donante ofrezca semen y seleccionar los donantes.
Con la inseminación artificial, muchas parejas que no podían tener hijos pueden cumplir su deseo. La tasa de embarazo puede ser del 25%, aunque hay que tener en cuenta muchos otros factores.