Según la teoría, las manifestaciones populares de los últimos años en países como Chile o Colombia no son espontáneas, sino que son una estrategia de los movimientos de izquierda para llevar al Estado a una guerra civil hasta derrocar el sistema constitucional, a fin de instaurar un régimen comunista. De acuerdo con López, el plan de los revolucionarios es “deconstruir” —eliminar— los valores de la nación, la familia, los medios de comunicación, las fuerzas armadas y la cultura para imponer la ideología marxista. Ejemplo de ello serían los movimientos feministas que irrumpieron en Latinoamérica en 2015 y que califica de radicales con el apelativo de “ideología de género”.
Calificar a los manifestantes como terroristas
Alexis López Tapia califica la revolución como “molecular” porque no la dirige un líder ni una jerarquía concreta, sino que los participantes son numerosos y heterogéneos. Es “disipada” porque son los ciudadanos quienes coordinan las protestas, que van escalando en violencia y luego se dispersan, lo que impide hacerles seguimiento y arrestar a los responsables. Los Gobiernos que arropan la teoría clasifican a los manifestantes como terroristas, lo que los convierte en objetivos de la policía y el ejército. Por ello, otorgan a las fuerzas de seguridad poderes amplios para acallar las concentraciones con armas de fuego y demás formas de coerción, como ocurrió en Colombia durante el paro nacional de 2021. Otra consecuencia de la teoría es que deslegitima y criminaliza toda movilización ciudadana o forma de mostrar indignación o desacuerdo con las acciones del Gobierno.
Qué hay detrás de las protestas contra la brutalidad policial en Colombia
De acuerdo con López, la revolución molecular disipada está en marcha desde finales del siglo XX en países como Perú, Brasil o Chile. Las movilizaciones de 2019 en Chile a raíz de la subida del precio del transporte, las de 2020 en México por los derechos de las mujeres o las de 2021 en Colombia contra la reforma tributaria de 2021 serían parte de la estrategia marxista. También incluye en la categoría las protestas del movimiento Black Lives Matter en Estados Unidos tras el asesinato del afroestadounidense George Floyd en mayo de 2020 a manos de la policía. Según las posturas que se apoyan en la teoría, la guerrilla de las FARC, la banda terrorista nacionalista vasca ETA o el partido político español Podemos habrían sido partícipes de la revolución, con el apoyo de la inteligencia venezolana y cubana.
La teoría conspirativa que se convirtió en cátedra
La teoría de López nace del ensayo La revolución molecular (1977) del filósofo marxista francés Félix Guattari. En concreto, de los párrafos en los que el autor recomienda “la puesta en marcha de una conspiración universal, (‘conspirar’ quiere decir ‘respirar juntos’) a través de agenciamientos colectivos y máquinas de guerra sociales”, y en los que afirma que “la revolución social será molecular, permanente y se producirá al nivel de lo cotidiano”. No obstante, López omite la continuación del escrito, donde el autor señala que lo importante es que las clases medias y bajas revisen sus deseos individuales. Además, completa la teoría con los argumentos del también filósofo marxista francés Michel Foucault, quien defendía la necesidad de sublevarse contra las instituciones estatales que alienan al individuo.
A pesar de no tener respaldo académico, las ideas de López han cobrado fuerza dentro de los círculos del Gobierno de Colombia y en el propio Colegio de Coroneles de la Policía Nacional del país. Incluso ha sido invitado a dar cátedra a militares colombianos. El término también ha estado en boca de la extrema derecha europea: el europarlamentario por la formación política española Vox, Hermann Tertsch, ya se ha hecho eco de la teoría.
La pandemia, el mejor altavoz para las teorías de la conspiración de la extrema derecha
¿En qué consiste la teoría conspirativa de la revolución molecular disipada? fue publicado en El Orden Mundial - EOM.