La Agencia de Inteligencia Norteamericana, conocida popularmente como CIA, ha sido base para muchos rumores y leyendas urbanas ya desde su creación. Es una agencia casi independiente del gobierno, que incluso ha llegado a realizar experimentos sin que los presidentes lo supieran. Algunos de ellos cruzaron la raya de lo permitido, como el MK Ultra, un proyecto a través del cual se quería conseguir una especie de suero de la verdad.
Desarrollado en plena Guerra Fría, el proyecto MK ULTRA solo se conoció como tal años después de cerrarse, cuando una investigación periodística sacó a la luz los desmanes que se habían cometido en estos experimentos, incluyendo la muerte de varias personas. De la necesidad de conseguir un suero de la verdad se pasó a la intención de lograr el control mental sobre cualquier persona, algo que evidentemente, también interesaba muchísimo a los Estados Unidos.
¿Por qué torturar a las personas durante la Guerra Fría?
La Guerra Fría, el periodo que tuvo lugar desde finales de los años 40 hasta finales los 80, supuso una lucha constante entre soviéticos y estadounidenses por ser “la primera potencia mundial”. El peligro del comunismo se extendió por todo Estados Unidos y la paranoia general dio lugar a un terror absoluto, a una caza de brujas. Cualquiera podía ser un espía soviético pero, ¿cómo saberlo? ¿cómo sacarles información? A través de técnicas de tortura especialmente ideadas para doblegar la voluntad de cualquiera y que reconociera cualquier cosa. A ello se sumaban también los sueros creados a base de drogas, que también se utilizaron en este proyecto, con el mismo fin.
¿Qué personas fueron víctimas del proyecto MK Ultra?
Normalmente, las investigaciones relacionadas con el MK Ultra se tapaban bajo la aparente normalidad de estudios científicos realizados por determinados centros profesionales y universidades. Sin embargo, la mayoría de las personas que sufrieron las consecuencias de este proyecto eran individuos en riesgo de pobreza, jóvenes sin mucho dinero, soldados rasos del ejército e incluso personas que vivían en la calle. Algunos de ellos murieron, otros quedaron afectados de por vida por el trauma psicológico y mental de haber pasado por semejantes torturas, y de otros muchos ni siquiera se sabe cual fue su final, porque muchos de los documentos oficiales fueron destruidos en su momento.
¿Fue alguien detenido o juzgado por este proyecto ilegal?
Realmente, el descubrimiento de este proyecto secreto no afectó demasiado a sus propios ejecutores e ideólogos. La mayoría de los “pacientes” habían firmado consentimientos, eso sí, sin saber muy bien qué es lo que estaban firmando. El caso llegó al Senado estadounidense, para estudiar las posibles responsabilidades de la propia agencia de inteligencia en sí, pero se saldó sin nada concreto por falta de pruebas concluyentes. La ilegalidad del proyecto todavía se pone en duda por parte de muchos que piensan que todo estaba dentro del orden siempre que los ciudadanos aceptaran someterse a esos experimentos. Sin embargo, la realidad era mucho más cruel, como se supo después.
¿En qué consistió la investigación del proyecto MK Ultra por parte del New York Times?
Poco después del cierre del proyecto MK Ultra a principios de la década de los 70, tal vez por falta de resultados, tal vez por lo cerca que estaban de descubrirse sus experimentos secretos, el New York Times sacó a la luz una buena cantidad de documentos recuperados de aquel proyecto, de los pocos que se habían salvado de la destrucción total ordenada por el jefe de la CIA en aquellos tiempos. La investigación consiguió pruebas fehacientes de experimentos que sobrepasaban con mucho lo recomendable, y de cómo se había utilizado a parte de la población más desfavorecida en ellos. Esas pruebas sirvieron como base para la Comisión de Investigación en el Senado.
Frank Olson y su vinculación con el proyecto MK Ultra
El bioquímico Frank Olson murió en 1953, aparentemente suicidándose al saltar por una ventana desde un treceavo piso. Lo hizo, según se confirmó después, mientras caía en un estado psicótico grave. Posteriormente se conoció que se le había inyectado una potente droga tipo LSD una semana antes de su muerte, sin su conocimiento. Desde entonces se le vigilaba de cerca, y aparentemente, mostró comportamientos muy extraños y alejados de su tranquila conducta habitual.