Hace unos días nos enterábamos de que el gobierno de España en funciones ha prorrogado la concesión de la papelera de ENCE en la ría de Pontevedra hasta el año 2073. La concesión de uso de este espacio público por parte de la empresa vencía en 2018 y la solicitud que ahora se ha prorrogado se había tramitado en 2013. Y como ocurre con estos asuntos, la prorroga ha sido concedida de tapadillo, cuando aún no está claro quién será el que gobierne este país en los próximos años. Por eso era mejor dejarlo todo bien atado antes de que cambien las cosas, no sea que lleguen otros y después de examinar las numerosas denuncias que han sido interpuestas en los últimos años a esta empresa (ejecución de obras sin licencia, contaminación, etc.), decidan no ampliar la concesión. La prorroga ha sido llevada a cabo tan urgentemente, que ni siquiera se respondió a las alegaciones presentadas por el propio ayuntamiento de Pontevedra.
Como respuesta a esta ampliación de la concesión, ENCE se ha comprometido a invertir 61 millones de euros en la planta de Pontevedra para aumentar la producción de pasta de papel y además para poner en marcha una planta de generación de energía a través de biomasa, o sea, a base de quemar madera. Además han prometido riqueza y trabajo para la comarca, y limpieza y medio ambiente, que prometer es barato y si no cumples no pasa nada.
La prorroga de la concesión a la factoría de ENCE en Pontevedra supondrá el agravamiento de los problemas de contaminación de Pontevedra y su entorno. En 2002, la Audiencia de Pontevedra desestimó en 2002 las denuncias de esta multinacional contra la Asociación pola Defensa da Ría (APDR) por supuestas injurias y calumnias, admitiendo de esta forma que incumplía la legislación de aguas residuales urbanas que es de aplicación a sus instalaciones. Ya en ese año, esta asociación alertaba de la intención de ENCE de negarse a marcharse de la ría en 2018, cuando acabara la concesión otorgada el 13 de junio de 1958, y pronosticaban que intentarían prorrogar su marcha 30 años más. Ni los más agoreros esperaban que la prorroga pudiera ser por 60 años.
Pero esta prorroga no solo tendrá efectos a nivel local. El impacto más grave e irreversible se producirá en toda Galicia y el resto de la cornisa cantábrica. La continuidad de la factoría de Pontevedra y el aumento de producción de pasta de papel que se prevé, unido al incremento de la producción en la planta de Navia y de energía por biomasa (actualmente es la mayor trituradora de biomasa de Europa, capaz de procesar 200.000 toneladas de residuos forestales al año), supondrá una creciente demanda de eucaliptos para su funcionamiento.
Si actualmente la mayoría de las zonas bajas del Cantábrico se han convertido en un monopolio de cultivos de eucaliptos, en breve seremos testigos del incremento exponencial de estas plantaciones, seguramente a todas las cotas, tras la implantación de otras especies de eucaliptos resistentes al frío. Muchos habitantes de las zonas rurales transformarán sus tierras en eucaliptales tras la promesa de dinero fácil y rápido. Ya en 2010 ENCE anunció su plan de plantar con esta especie, y solo en Asturias, 300.000 nuevas hectáreas (un tercio de la superficie de Asturias), plan que fue aplaudido por el gobierno Asturiano, que poco después de este anuncio eliminó cualquier restricción a estas plantaciones y en la redacción del nuevo plan forestal de 2013 se decía explicitamente que autorizaría las plantaciones de eucaliptos según la demanda de la empresa ENCE. A tal grado llega el sometimiento del Principado de Asturias a esta empresa que llegó a ofrecerle cederle terreno público para la construcción de un enlace ferroviario con el puerto del Musel para sacar la pasta de papel. Finalmente tras cerrar el acuerdo y después de gastarse 10 millones de euros de dinero público en esta obra, ENCE dejó colgado al Principado y decidió seguir exportando la pasta de papel desde el puerto de Ribadeo. Así se gasta el dinero público en beneficio de una empresa privada.
La decisión de ampliar la concesión de la planta de Pontevedra significará la puntilla para nuestros montes y el suicidio anunciado de nuestro medio ambiente, que ya se encuentra en estado de coma hace tiempo.
Las plantaciones de eucaliptos son el mayor problema ambiental al que se enfrenta la cornisa cantábrica y sigue sorprendiéndome que se siga mirando a otro lado sin darle en ningún momento la importancia que realmente tiene. El contubernio entre las administraciones públicas y la empresa ENCE, la defensa de las plantaciones de eucaliptos con argumento surrealistas por parte de algunos grupos ecologistas como el FAPAS, las campañas mediáticas para convencernos de que una plantación es un bosque, y por qué no decirlo, la ignorancia supina y premeditada de la mayoría de la población sobre temas medioambientales están convirtiendo nuestra naturaleza en un erial.
Pero seguirán vendiendo el paraíso natural, y seguiremos creyéndonoslo como idiotas, porque como decía Groucho Marx "Él puede parecer un idiota y actuar como un idiota, pero no se deje usted engañar, es realmente un idiota"
PD: os aconsejo leer el artículo "Sentencia de muerte para Galicia", del blog La Mirada del Mendigo.