
Afirmar que la izquierda es lo contrario de la derecha, no nos aclara mucho. Y resulta complicado encontrar el hilo conductor que las vincula entre sí. Para abordar esta cuestión, no queda más remedio que recurrir a generalizaciones, a riesgo de ser injustos o de equivocarnos. Personas que se presentan como de izquierdas, en el fondo, puede que no lo sean tanto, mientras que otras que otras que se consideran de derechas se engañan sin saberlo, intercambiando sus papeles. A la hora de fijar los contenidos y responsabilidades de cada grupo a veces caemos en la confusión y tampoco existe unanimidad de criterio a la hora de establecer el baremo para juzgarlos. “Para complicar aún más las cosas —advierte Andrés Herrero en un artículo publicado en Infolibre el pasado 15 de marzo—, izquierda y derecha tampoco parecen ser conceptos estables en el tiempo, sino que van mudando históricamente. ¿Empezó la izquierda a existir a partir de la Revolución Francesa, o lo hizo mucho antes, con Espartaco? ¿Una rebelión de esclavos la consideramos de izquierdas, o no? ¿Y la resistencia frente a un invasor o un tirano? ¿Es posible que la izquierda haya estado siempre entre nosotros —camuflada bajo distintas apariencias y denominaciones—, desde el primer momento en que el ser humano puso el pie sobre la tierra? ¿Qué distingue a la izquierda de la derecha? ¿Una postura política e ideológica? ¿Un compromiso con unos valores? ¿Una línea de conducta? ¿O una suma de todo ello? ¿’Ser’ de izquierdas o de derechas es algo que se elige o que nos viene dado? ¿Algo que pertenece a la esfera de la personalidad, del pensamiento, o del comportamiento? Nuestras posiciones políticas e ideológicas son consecuencia de nuestras necesidades e intereses. Cuando estos entran en conflicto con los de los demás, nos enfrentamos con ellos. El factor invisible que permite calificar a una persona como de derechas o de izquierdas, son los intereses que defiende y los métodos de que se vale para hacerlo, y no el carnet de partido”.
Obviamente, para Andrés Herrero no existen razas puras de personas de izquierdas o de derechas, sino cruces y variedades diversas con mayor o menor grado de desviación del modelo. “No olvidemos además que, en numerosas ocasiones, el miedo y las circunstancias obligan a los humanos a comportarse de forma muy distinta a cómo sienten y les gustaría. Una anciana judía superviviente de los hornos nazis confesaba que, cada vez que alguien la trataba con amabilidad, no podía evitar preguntarse cómo se habría portado con ella esa misma persona en el campo de exterminio. Porque, en cada contexto, nuestra personalidad y nuestra conducta cambian para adaptarnos a él. Resulta evidente que no tratamos con la misma deferencia a los de ‘dentro’ (los miembros de nuestra propia familia, círculo, nación, religión o profesión), que a los de ‘fuera’ (extraños, inmigrantes, extranjeros, clientes desconocidos, etc.), por poner un ejemplo. Como es lógico, ni la gente de derechas se comporta siempre mal, ni la de izquierdas siempre bien. No se trata aquí de una película de buenos y malos, sino de regulares. Al margen de sus intenciones, las soluciones de izquierda han sido en ocasiones peores incluso que las de derecha, y no se puede afirmar que haya cometido menos errores que su rival. Sacrificar el individuo a la comunidad no es mejor que sacrificar la comunidad al individuo. Se trata de dos planteamientos igualmente nefastos. Por desgracia, a la mayoría de los humanos lo colectivo nos motiva menos que lo individual, razón por la que nos resulta tan difícil construir un proyecto común solvente. Lo que certifica, sin margen de error, si una persona es de izquierdas o de derechas, es qué pesa más en ella, si el egoísmo o la conciencia. En descargo del egoísmo, hay que señalar que, en sí mismo, no es negativo —buscar lo mejor para el individuo constituye un arma de supervivencia de la especie—pero su inflación y desmesura lo tornan tóxico. Ese es el motivo por el que nos hemos vuelto maestros en eufemismos, composturas y justificaciones, y especialistas consumados en blanquear las conciencias con rezos, obras de caridad y filantrópicas, a falta de prodigar un trato más decente a nuestros semejantes”.



Daniela, una de las niñas encargadas de leer como propias las preguntas que los guionistas del programa habían preparado para el alcalde, lo puso en una tesitura: “Si tuviera que donar dinero para la catedral de Notre Dame, devastada por el fuego, o para el Amazonas, devastado por el fuego, ¿a qué lo donaría?” Sin pensárselo, Almeida entró al trapo de una pregunta cuya respuesta más probable se hubiera pagado barata en las casas de apuestas por la tremenda obviedad. Pero Almeida, que ya era liberal-católico a la edad de Daniela, respondió sin dudar que donaría su dinero a Notre Dame. Mientras los niños flipaban con la respuesta, Almeida seguía completando el argumento. “Nosotros somos europeos y esa catedral es un símbolo de Europa; y sí, el Amazonas será el pulmón del mundo, habrá muchos arbolitos y lo que tú quieras, pero un símbolo es un símbolo”. Con los niños convulsionando sobre el pupitre por el infantilismo de la respuesta y los espectadores esperando la irrupción en el plató de alguien de servicios sociales que los alejara de aquel señor, el alcalde de una ciudad con altos índices de contaminación puso punto y final: “Ser europeos es lo mejor que nos ha pasado”. Los niños, conscientes de que en la Tierra no se respira por el pasaporte sino por los pulmones, se pellizcaban unos a otros. Terminada la faena, Almeida, que dijo haberse sentido como en casa –ha sido como darles un mitin a adultos, he soltado las mismas barbaridades, olvidó añadir– invitó a los niños a ‘visitarlo cuando quieran a su despacho de alcalde’. Una forma como otra cualquiera de expresar –en serio colegas, soy el alcalde– que todo esto sigue siendo, incluso para él, una sorpresa como una catedral. Para él, y para casi todos. La sensación de sorpresa al tener un perfil como el de Almeida al frente del primer ayuntamiento del país tardará en pasarse. Antes acabará la reconstrucción de Notre Dame”.

Tras el paso de José Luis Martínez-Almeida (PP) por La Vuelta al Cole, el alcalde se justifica y sale del paso diciendo que “nunca hay una sola respuesta correcta”. El alcalde se defiende en una entrevista en La Sexta, pidiendo reconocer que “hay mucha más concienciación con el Amazonas que con Notre Dame” y por tanto, “no pasa nada” por haber dicho Notre Dame. El alcalde cree que “hay que hacerles preguntas o respuestas que generen inquietudes” a los niños: “Sabía que no iba a ser la respuesta que los niños estaban esperando, pero también les expliqué por qué”, declara. Pero Notre Dame y el Amazonas es tan solo una de las respuestas polémicas del actual alcalde de Madrid. En el mismo programa de televisión, Almeida se atrevió a dar su propia visión sobre la diferencia entre la derecha y la izquierda: “Nosotros vamos a poner todos los medios para que seáis vosotros los que decidáis qué queréis ser. La izquierda, sin embargo, va a querer decidir por vosotros”, explicó a los pequeños. El alcalde también quiso defender la tauromaquia: “Los toros forman parte de nuestra cultura (...) a mí los toros me gustan, voy, y por lo tanto soy aficionado”. Sin embargo, uno de los niños no se mostró convencido y le cuestionó: “¿A que a los toreros nos les gustaría que a ellos, con una manta roja, les toreasen y les matasen?”.


Juan Gabalaui publica en Lo que somos (LQS) el artículo “Desmontando escenarios”, del que extraemos: “La política es puro teatro. Un espectáculo creado para entretener. Los partidos son escuelas de interpretación donde los políticos se convierten en actores, que desarrollan un papel e improvisan a partir de un guión fijo que les marca la naturaleza y la esencia de sus diálogos. Practican la retórica y la oratoria y se mueven como pez en el agua encima del escenario. Se convierten con el tiempo en maestros de la persuasión y de la sugestión. Les enseñan a separar la verdad de lo que cuentan, sin que suponga un conflicto psicológico porque su discurso se enmarca dentro de lo que creen que necesitan los espectadores. Se mueven en múltiples escenarios. Actúan en los mítines, en los debates televisivos, en las tertulias radiofónicas y en las redes sociales. Los periódicos y los programas políticos interpretan cada una de sus palabras y analizan cada uno de sus gestos, el tipo de vestimenta que llevan, su mirada y su postura corporal. Nada escapa a su escrutinio. Todo tiene un significado y si no, se encuentra, se busca o se inventa. El espectáculo debe continuar sin descanso…Es todo tan rápido que se dice lo mismo y lo contrario casi sin darnos cuenta. La coherencia no es un atributo necesario. Tampoco la honestidad. Se puede jugar al juego de negociar sin ningún interés de llegar a acuerdos, pero no se puede decir. No se puede decir que no se formará parte de un gobierno de cooperación, o con el apellido que se desee, porque ni harto de vino el PSOE irá de la mano de Podemos a ningún lado. Necesita diferenciarse. Necesita no contaminarse. Prefiere el riesgo de unas nuevas elecciones al supuesto juicio histórico de aliarse con los populistas. El guión que han redactado va dirigido a crear un estado de opinión sobre quién es el culpable de que no se pueda crear un gobierno de izquierdas. Los groupies están como locos culpando a los otros….




“No le llamen Martínez-Almeida –comentaban el miércoles en Zeleb–, llámenle ‘el bonico el tó’, el personaje que interpretó Carlos Areces en 'Muchachada Nui'. “Desde que el pasado domingo, José Luis Martínez-Almeida decidiera que era buena idea ir a un colegio y ser entrevistado por alumnos entre 8 y 12 años, todo ha cambiado con respecto al alcalde de Madrid. Su imagen adoctrinando a los niños sobre la izquierda y la derecha; su elección de Notre Dame por encima del Amazonas y la sensación de incapacidad que deja el primer edil madrileño siguen dando que hablar, tres días después de la emisión de 'Vuelta al Cole' en Telemadrid. Lo mejor, la cara final del alcalde de Madrid. Bueno, y el hecho de que la voz superpuesta de un personaje sobre otro no resulte nada extraña. Y ojo que la legislatura no ha hecho más que empezar”.









Pablo Montesinos, el periodista reconvertido en político, quiere así situar al Partido Popular en el centro. Y, para refrendarlo, hace una pregunta que más que retórica roza la comicidad.¿Izquierda o derecha? España.



Juan de Corrales escribió hace más de un año, en “Woman.es”: “Los museos más raros del mundo”. El portal internacional ViajerosPiratas se encarga de clasificar este TOP 10 de museos que no albergan, precisamente, las obras de arte que esperamos... Mechones de pelo, orinales o collares de perro son algunas de las excentricidades que se encuentran en esta ruta que, además, cuenta con dos museos españoles.




Estudiantes de medicina y maquilladores de caracterización pasan constantemente por este museo albergado en el hospital Saint-Louis, donde se encuentra la mayor colección de moldeados de cera dedicados a la medicina dermatológica. Absténganse almas sensibles (dicho queda), pues las enfermedades de la piel más escandalosas tienen su más fiel representación en este museo.



¿A quién se le ocurriría montar este museo? En el castillo de Leeds se encuentra esta colección de 130 collares, cuya muestra más antigua, casualmente, proviene de España y data del siglo XV.


¿Sabías que Tailandia es el primer exportador mundial de preservativos? No es de extrañar que allí se encuentre este museo.

El humor, en la prensa de esta semana: El Roto, Peridis, B.Vergara, Manuel F. Pat, Eneko, Patxi, Pedripol…












La moderación que divide.







La sombra del 155 planea de nuevo, según Pedripol


Pep Roig, desde Mallorca: El sagaz detective, Contra todo, Naranjas empecinadas, Incendiando razones, La mascarada, Pretextos, Rivera, certifica…







Los vídeos de esta semana:
¿Por qué votamos por derecha o izquierda? - En tu mente Almeida clase Polònia - 03/10/2019 Polònia - Polònia - La ruleta de Ciutadans El polifacético, Albert Pla sorprendió el pasado lunes con el estreno de una nueva canción que despertará pasiones entre los independentistas. Bajo el título “Juerga catalana 2”, Pla se inspira en el procés y los hechos de septiembre ante la consellería de Economía y Hacienda y los Jordis. El cantante narra la situación de represión en Catalunya con imágenes de los líderes independistas y se ríe de los españolistas y de los políticos nacionalistas. Pla no cesa y avisa que volverá. Los museos más raros del mundo
