Aunque tengo el convencimiento de que por muchos recuerdos que le dediquemos y por mucho que glosemos su figura siempre quedará algo sin decir, algo que se nos escapa de su figura de hombre bueno-poeta, hoy quiero sumarme al recuerdo promovido por Froilán de Lózar a Marcelino, amigo, poeta, compañero profesor, y sobre todo buena persona.
Catedrática de literatura. Miembro de la Institución Tello Téllez de Meneses
Marcelino García Velasco creía, como Verlaine, que sólo el primer verso es intuitivo; el resto es fruto del trabajo (aunque también estaba convencido de que todo poema es una aventura: "Hasta el papel en blanco, casi nada se sabe de lo que se va a decir"). Su poesía, con medio siglo de andadura, fue evolucionando pero siempre estuvo teñida de una preocupación existencial que se fue intensificando con el paso del tiempo. En toda su obra está presente la tierra castellana, acotada en el pueblo de Astudillo donde pasó años de infancia que nunca olvidaría. De ahí le viene el interés por términos "terruñeros", así como su gran amor por la naturaleza y el paisaje castellano. Cuando se le preguntaba por qué escribía tantos versos a Castilla, él contestaba que "la tierra marca, y marca más la más pobre, o la más abandonada". Los grandes temas de su poesía son, pues, un amor profundo hacia su tierra castellana, y también, como telón de fondo de toda ella, tristeza y muerte como único destino del hombre, pese al amor...
Y respecto de la infancia, otro gran tema siempre presente, no puedo olvidar unos versos que me resultan conmovedores:
De no ser por el lienzo limpio de la infancia,¿qué aromas recordaría el hombre?
Sólo aquel tiempo fue inmortal.
Marcelino era un hombre humilde, pero tenía esa humildad sencilla y sin afectación que caracteriza a los grandes hombres. También fue un hombre afortunado desde el día en que se cruzó en su camino la mujer que lo acompañaría durante todo el tiempo, disfrutando juntos las desdichas y las alegrías que iban encontrando a lo largo del camino. Cuando se le preguntaba por su mejor sueño, afirmaba sin dudarlo que su mejor sueño había sido conocer a Carmina... Marcelino era también un hombre bueno, que decía que le gustaría ser recordado como alguien que nunca hizo daño a sabiendas, y también era un hombre entrañable que regalaba su amistad y nos abría a los amigos las puertas de su casa (todavía recuerdo que en alguna ocasión me lo encontré pasando el aspirador y recitando a Calderón...)
Doy gracias por haber disfrutado de tantos y tantos ratos de charla, confidencias y proyectos con él, y le mando desde aquí mi recuerdo teñido de nostalgia....
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