Segunda parte de la entrada empezada ayer.
Habíamos quedado en que existían dos opciones. La primera era demorar al paciente, por sospecharse patología benigna, y hacerlo pasar por los cauces tradicionales. La segunda, más típica de urgencias, era agotar el arsenal diagnóstico.
Los dos especialistas consultados en la materia eran partidarios del curso tradicional. En el momento la medida realizada fue la de agotar el arsenal diagnóstico. Como siempre que surgen dudas, y no tengo consulta al día siguiente para preguntar al Draenei Chamán, aproveché para preguntar a mis dos gurús médicos favoritos: Marañón y Otto von Stein.
Marañón no había surgido antes en el blog. Le pedí permiso para que apareciera, y como es poco friki eligió el nombre de cierto médico algo conocido. Si mi tutor, el draenei chamán, se entera de que le he permitido escoger apodo seguro que decide bajarme nota en la evaluación.
La biografía de "Marañón", 30 años de experiencia como médico y el haberse convertido en mi único y verdadero inicador espiritual en el mundo médico. O como queráis llamarlo. Probablemente él sea el mayor culpable de que me decidiera por esta profesión antes de elegir cualquier otra cosa. De las dos cuestiones planteadas ayer, optó sin dudarlo por agotar el arsenal diagnóstico.
Su elección se basaba en dos premisas muy sencillas. La primera, la importancia de la familia en el núcleo familiar. Siguiendo el caso de ayer de la sospecha de neurinoma, aunque la señora se hubiera pasado los últimos meses con mareos y una ligera hipoacusia, si ha empeorado lo suficiente (y la familia te insiste en la clínica) se le debe hacer caso y agotar las medidas disponibles. Aunque el hallazgo y la clínica permanezcan sugestivas de patología no urgente (rango de horas/días), no podemos descartar del todo si hay un proceso más grave de meses de evolución. Después de todo, la puerta de urgencias del hospital es la última del sistema sanitario.
Otro de los comentarios aportados por Marañón me recordaba las grandes lagunas de nuestro sistema de salud. Vale, era una urgencia demorable. Sin embargo, siguiendo los cauces habituales nos encontraríamos de frente con la premisa de hallarnos en temporada estival. No recibiría cita de especialista hasta Septiembre, y entre estudios y pruebas quizás estaríamos hablando de un diagnóstico de neurinoma 6 meses después del inicio del cuadro. De esta forma le hemos hecho un favor al paciente, acelerando gran parte del proceso asistencial.
Del otro lado, mi amigo Otto Von Stein. Tras comentarle el caso real el profundidad, estuvo de acuerdo conmigo en escoger el punto de vista más conservador. Hay una pequeña premisa a la hora de pedir pruebas diagnósticas. Dejando de lado el hecho irremediable de ser R1 y los grumetes del hospital.
En este paciente una prueba diagnóstica más elaborada, ¿mejorará la supervivencia del mismo? ¿El diagnóstico precoz mejora la tasa de supervivencia? ¿Nos dará idea de su pronóstico o severidad? (etc.) La respuesta a la mayoría de estas preguntas es "NO", y tampoco estaría indicado agotar el arsenal terapéutico.
Sinceramente, en mi opinión no hay una respuesta clara o una máxima universal para este tipo de situaciones. Parece que se trata más de una elección personal (o cuestión de gustos) antes que una decisión inequívoca para usar en todo momento. En el caso del neurinoma, si hubiese firmado yo la prueba probablemente me habría llamado la atención la radióloga de guardia.
En cualquier caso, otra comedura de tarro para vuestro friki narrador y la enésima familia pendiente de mi nombre y CNP por si les vuelvo a tocar de médico (para pedir otro). Antes decía medio en broma que en cuanto escribiera cinco best-sellers me retiraba de médico para siempre. Me estoy planteando seriamente bajar la cifra a cuatro... Qué razón tiene "Marañón" cuando dice que las guardias se dividen en malas y muy malas.
Buen verano a todos los demás Rodríguez que nos quedamos en el tajo mientras los demás están de vacaciones. Y a quienes ya estén de vacaciones, que os divirtáis el doble por nosotros.