Revista Libros

En tierras bajas de Herta Müller

Publicado el 19 agosto 2010 por Carol
En tierras bajas de Herta MüllerPor fin llegamos a la última de mis lecturas durante las vacaciones que he pasado en Lisboa. He querido dejar para el final el único libro de éstas vacaciones que no me gustó, aunque en un caso como éste da un poco de reparo criticarlo. Me decepciono bastante y eso que lo cogí con muchas ganas. Desde que Herta Müller, una autora bastante desconocida, ganó el Premio Nobel de Literatura en 2009, tenía ganas de acercarme a sus libros. En tierras bajas narra en primera persona y a través de los ojos de una niña la vida en una aldea rural rumana durante el periodo de la dictadura de Ceaucescu: la rigidez de las normas sociales, los prejuicios y la intolerancia de los habitantes de la aldea, y la frialdad y violencia que se vive en la casa familiar de la niña. Se trata de la primera publicación de la autora, que salió a la luz en Rumanía en 1982 con grandes recortes por parte de la censura, tras publicarse íntegramente y con gran éxito en Alemania, la obra fue prohibida en su país de origen, y a Müller se le prohibió viajar, lo que desembocó en el exilio de la autora en Alemania. En principio el argumento y la propia historia de Müller son ingredientes más que suficientes para generar interés por éste libro, sin embargo, y ya desde la primera línea vemos que no va a ser así. El libro es muy denso, está estructurado como una colección de relatos, aunque cada uno de ellos tiene como protagonistas a la aldea rumana y a la niña, alter ego de la autora, que se basó en sus propias experiencias personales para escribirlo. Herta Müller no se preocupa en ningún momento de hilar una historia o en tratar de atraer el interés del lector, de hecho, se podría decir que el libro carece de historia. Los acontecimientos se suceden sin orden, no hay un inicio, nudo y desenlace como suele ocurrir en cualquier novela, simplemente se agolpan las imágenes oníricas, las frases entrecortadas o los pasajes surrealistas. Además de que su lectura es bastante difícil, está llena de pasajes escatológicos bastante desagradables como la comparación de las defecaciones de cada miembro de la familia o la explicación detallada de cómo matan a un animal y lo destripan. Cogí éste libro esperando aprender algo de la Rumanía de Ceacescu, sin embargo, al terminarlo, me quedé como estaba al principio. Se trata de uno de esos libros en los que es más importante cómo está escrito que lo que se cuenta, y obviamente, ese efecto se pierde del todo en la traducción. Personalmente, como digo, no me ha gustado nada, aunque no suelo descartar a un autor por una sola novela, así que intentaré darle una segunda oportunidad con alguna otra de sus novelas.

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